Mujeres y disidencias en el paso de la frontera entre Venezuela y Colombia
El transito contemporáneo entre Colombia y Venezuela ha estado marcado por diferentes patrones de migración que han variado por condiciones económicas y políticas de ambos países. Aun así, Colombia y Venezuela comparten una frontera terrestre de 2.219 kilómetros 1 y en mucho de ese territorio se encuentran tierras ancestrales, en donde tanto grupos étnicos, como otras comunidades han mantenido movimientos constantes, que han ido más allá de los fenómenos migratorios. Factores como el boom del petróleo en los años 40s, la caída de su precio a partir del año 2014, o la constante de la crisis del conflicto armado en Colombia, alza el movimiento y el cruce de las fronteras de cuidadanxs entre Colombia y Venezuela. Sin embargo, entre los gobiernos de ambos países las relaciones han estado marcadas por disputas que conllevan a acciones en las fronteras terrestres.
De esta manera, en el año 2015 fue declarado el cierre al paso de vehículos entre Colombia y Venezuela por orden del Gobierno de Nicolás Maduro 2, argumentando el alza del contrabando a manos de grupos criminales de Colombia. Años más tarde, en el 2018, en Venezuela se agudizó la problemática de la hiperinflación, que dejó grandes problemas económicos. Esta situación llevó a que muchxs ciudadanxs Venezolanxs migraran, en diferentes condiciones y además, otras personas que habían migrado años atrás a Venezuela, decidieron retornar a sus países de origen. En este contexto, se empezó a ver grandes movimientos de personas, que caminando, salían de Venezuela hacia Colombia, que sería país de transito o su país de origen. Sin embargo, en el año 2019 se suspenden las relaciones entre ambos países, tras una decisión del Gobierno Venezolano, que trajo como consecuencia el cierre de la circulación de personas entre las fronteras de estos países. Dada la pandemia por el virus de Covid-19, el Gobierno Colombiano ordenó el cierre de los pasos fronterizos y fluviales en marzo del año 2019 y decidió su apertura nuevamente, de manera unilateral 3, en Junio del año 2021.
En este complejo de decisiones Estatales sobre las fronteras terrestres, han quedado muchas personas que vieron su proceso de migración dificultado y en muchos casos, ilegalizado. Y al estar el flujo terrestre marcado por cuestiones económicas, debido a que la migración para muchas otras personas que tenían mayor poder adquisitivo se siguió dando por vías áreas, estas decisiones afectaron a quienes sólo veían en el caminar kilómetros, la posibilidad de su transito sin garantías de seguridad en este proceso. De esta manera, se vieron además afectadas poblaciones que transitaban históricamente entre estas dos naciones y a quienes declararon su paso como ilegal.
Por otro lado, una de las grandes problemáticas que existe en muchos de los pasos fronterizos entre Colombia y Venezuela, es la disputa por el dominio del territorio. Esta búsqueda de control ha estado marcada y protagonizada tanto por los Estados de ambas naciones, como por grupos armados ilegales. Por parte de los Estados, la presencia se torna en la búsqueda por su soberanía, que les legitima actos violentos sobre los cuerpos de las personas que habitan en el territorio fronterizo. Esta disputa la han dado también las guerrillas, tanto en enfrentamiento con el Estado como entre otros grupos armados ilegales y que tienen como fin el control territorial, para el establecimiento de negocios ilícitos. En este contexto han sabido establecerse violencias sobre los cuerpos que buscan el transito entre países o aquellos que habitan los territorios que están en disputa.
“Esto no es una frontera, esto es un rio” 4
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En esta dinámica, han estado comunidades que han visto a su territorio ser disputado por el control y con esto, a sus cuerpos. En Arauquita, municipio de la región de Arauca en Colombia, tienen al cruzar el rio el municipio de La Victoria de la región de Apure en Venezuela. Estas poblaciones, de dos países diferentes, están atravesadas por el rio Arauca, que marca la frontera, pero que no divide a sus habitantes.
“La frontera es porosa, cada día la cruzan con naturalidad. La mayoría ha vivido en los dos lugares y tiene familiares aquí y allá. A menudo cuentan con las dos nacionalidades. El contrabando a pequeña escala de productos de primera necesidad mantiene viva su economía. Una década atrás, los productos se llevaban de Venezuela a Colombia. Ahora es al revés.”
(Quesada, 2021)
El municipio de Arauquita cuenta con al rededor de 40.000 habitantes y en los meses de marzo a abril, del año 2021, llegaron más de 4.000 personas provenientes de Venezuela que huían de los enfrentamientos entre guerrillas y el ejercito Venezolano en la zona de La Victoria (Vergara, 2021). Estos enfrentamientos se dan tras la orden de perseguir en Venezuela a las disidencias de la guerrilla colombiana de las FARC, que buscan el control del territorio fronterizo. Estos ataques por parte del ejercito Venezolano se han dado con bombardeos, arrestos arbitrarios y torturas a la población, bajo la justificación de atacar a las guerrillas (Quesada, 2021).
A estas lógicas de orden bélico, se han sumado el movimiento de personas que buscan pasar de un territorio a otro, y que ante el cierre de las fronteras han buscado el paso por lugares no oficiales que las deja en medio de enfrentamientos cruzados y a quienes por su condición de huida, les imponen crudas violencias. Estas personas, deben superar tanto los ataques por parte del ejercito Venezolano, por su búsqueda de salir del país, como los ataques que reciben de parte del ejercito de Colombiano, al ponerlas en sospecha su condición de ciudadanx “legal” (Vergara 2021).
En este escenario bélico donde la finalidad última es el control territorial, son en los cuerpos donde se manifiesta los ejercicios de soberanía. La autora Segato (2016) afirma que; “el cuerpo inscrito como territorio y su afinidad con el biopoder es la forma última de control y completa la comprensión de la nueva territorialidad y sus demandas por lealtad. […] el poder actúa en este estadio directamente sobre el cuerpo” (p. 69). Tornándose esta forma de guerra, en una competencia entre los Estados y los agentes no Estatales por el control de la población (Segato, 2016 p. 66). Esto se da mediante estrategias de terror que imponen con el miedo, su ejercicio del poder. Y en esta lucha por el control del territorio, son las personas sometidas al desplazamiento, a violencias, amenazas y demás acciones que duelen a sus cuerpos. Sin embargo, no todos los cuerpos sufren las mismas violencias. Sobre los cuerpos feminizados, que son migrantxs, empobrecidxs y/o que habitan el territorio disputado, se establecen acciones de múltiples violencias sexuales y represiones, sobre su identidad y sexualidad.
La fundación de Pares Colombia 5 ha desarrollado un proyecto en la frontera Colombo-Venezolana y ha podido recoger testimonios de mujeres y disidencias que han sufrido violencias en este paso. Aquí muchas mujeres han sido sometidas a violaciones, agresiones sexuales, tocamientos, desnudez forzada, por parte de actores armados. Además, mujeres trans han sido violentadas sexualmente, discriminadas, burladas e humilladas mediante actos violentos por su identidad 6. A esta superposición de violencias que sufren estos cuerpos, se le suma que dado el quiebre de relaciones entre Estados, la posibilidad de denuncia y búsqueda de justicia y visibilización de la situación, es casi nula.
En estas formas de guerra que obedecen al mandato de masculinidad (Segato, 2016 p. 81) se hace evidente un sistema jerárquico en el cual el poder se establece “e impregnan el ambiente social de misoginia: odio y desprecio por el cuerpo femenino y por los atributos asociados a la feminidad.” (Segato, 2016 p. 3). De esta manera, se expone a mujeres y a disidencias a un cumulo de violencias sobre sus cuerpos que en el largo del proceso de su migración se irán sumando. Esto comprendiendo que los cuerpos feminizados, son dado el sistema patriarcal, vulnerables a sufrir formas de explotación sexual y violencia de género por su condición de mujeres, migrantes, empobrecidas e ilegalizadas. En un informe realizado por la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos 7 se estableció cómo son las mujeres migrantas quienes más están sufriendo las tasas de desnutrición. Además, evidenció este informe del año 2019, cómo adolescentes y niñas, en condición de migrantas, han estado altamente expuestas a la trata, a la explotación sexual y otras formas de violencia de género, tanto durante su viaje migratorio, como en el destino.
Para el caso de las mujeres trans, no existe a hoy suficiente estadística que permita comprender la condición de su migración, las violencias que se han superpuesto en su tránsito y las razones que las han llevado a movilizarse. Esto debido a que las informaciones y estadísticas siguen respondiendo a sistemas binarios, que muchas veces les impone el sexo biológicamente y no les permite su identidad de género. Dificultando así, la evidencia para la creación de políticas públicas y categorías de protección especial para muchos de los casos de estas migraciones. Iniciativas como „Diversidad sin fronteras“ busca, ante esta situación, contar las implicaciones y las violencias que viven al ser refugiadxs las personas LGBTIQ+. a partir de la Red Nacional de personas migrantes y refugiadas LGBTIQ+ que opera en Latinoamérica y especialmente en Chile y donde han llegado muchas mujeres trans desde Venezuela. 8.
En este contexto de ordenes bélicos, de instauración de poderes de terror, de crisis humanitaria, aumentan las razones y se complejiza a su vez la posibilidad de migrar y buscar refugio. Es necesario entonces, analizar la situación desde un enfoque de género e interseccional que permita comprender cómo las violencias reposan y se agravan sobre los cuerpos feminizados, empobrecidos e ilegalizados.
Carolina Támara-Castro
Notas:
4: “Esto no es una frontera, esto es un río” Podcast de la Universidad del Rosario en Colombia, del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos, donde se analiza la crisis humanitaria desencadenada por los enfrentamientos armados en el estado de Apure en Venezuela y la resultante movilidad humana en dirección al departamento de Arauca en Colombia. https://www.spreaker.com/user/urosarioradio/crisis-en-las-riberas-del-arauca-vibrado
Bibliografía
Fernandez, M. (Agosto 09, 2019). 14 ejemplos de cómo la crisis de Venezuela golpea más a las mujeres” en https://elpais.com/elpais/2019/08/07/planeta_futuro/1565169579_350421.html
Fundaredes (2021) Informe contexto fronterizo. Informe número 6. Junio 2021. En https://fundaredes.org/informemensual/006-InformeMensual-Junio-2021.pdf
Quesada, J. (Mayo 02, 2021). “Atrapados en el fuego cruzado de la frontera entre Colombia y Venezuela”. En https://elpais.com/internacional/2021-05-02/atrapados-en-el-fuego-cruzado-de-la-frontera-entre-colombia-y-venezuela.html
Singer, F. (Marzo 29, 2021). “El conflicto entre el Ejército venezolano y grupos armados se recrudece en la frontera con Colombia”. En ttps://elpais.com/america/colombia/2021-03-29/el-conflicto-entre-el-ejercito-venezolano-y-grupos-armados-se-recrudece-en-la-frontera-con-colombia.html
Vergara, F. (Marzo 27, 2021). “Arauquita, refugio temporal de miles de venezolanos”. En https://elpais.com/elpais/2021/03/27/album/1616809653_359260.html#foto_gal_1
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