Desde finales del siglo XX, Ciudad Juárez, en el Estado de Chihuahua en la frontera norte de México, se hizo conocido a través de las protestas de familiares de víctimas y grupos de activistas como un lugar emblemático de violencia hacia mujeres. Lxs activistas denunciaron que mujeres y niñas “habían sido forzosamente desaparecidas, torturadas, mutiladas, violadas sexualmente y asesinadas“ (Monárrez 2011: 109).
Aunque las cifras varian, los cálculos de varias ONGs hablan de un número total de 500 -700 casos de feminicidios[1] desde 1993 (NHRC 2012 y El País Internacional 2015). No obstante, es difícil estimar el número exacto porque también existe un desacuerdo en cuánto a la definición exacta del término criminológico.
En este artículo resumo y reflexiono qué definición me parece adecuada para los feminicidios de Ciudad Juárez. Además explico como los factores de desigualdad económica, migración laboral y lucha territorial marcan, tanto a estos crímenes, como la desigualdad de género y la creación de cuerpos vulnerables.
Feminicidio – la dificultad de una definición
La propuesta más conocida para la definición de feminicidio es la de Diana Russel (1992, 2006) que lo explica como “el asesinato de mujeres a manos de hombres debido a que son mujeres“ (ibid: 58). No obstante se discute si esto debe englobar todo asesinato misógino o una categoría más restringida (Segato 2007: 35). Aunque me parece importante enfatizar la dimensión política y genérica de todos los homicidios de mujeres a manos de hombres, tiene sentido mostrar la especificidad de los asesinatos de Ciudad Juárez. Muchas veces los medios y autoridades los siguen explicando con relaciones privadas e íntimas. No obstante, la socióloga Rita Laura Segato (2014) critica el confinamiento de todos los crímenes de género a la ésfera de la intimidad. Muestra que en Ciudad Juárez la mayoría de los agresores no conocía a las mujeres antes del crímen. Es decir que coincide con Russel en la definición de que las mujeres fueron asesinadas por su género, pero enfatiza también el contexto impersonal y público de los feminicidios (ibid.: 367s). De manera similar me contesta en una entrevista la activista anti-feminicida Lydiana Granados (Lydia) de Ciudad Juárez (ve link abajo del texto). Explica que la clasificación de feminicidios puede empezar con “lo que llaman crímen pasional que son los esposos, los maridos que asesinan a su mujer […]“. No obstante rechaza una explicación monocausal y ve los crímenes en un contexto más amplio haciendo referencia a “[…] las grandes esferas del poder que permiten un sistema tan salvaje“. Resumiendo estas definiciones, sitúo mi artículo en la serie de demandas para categorías jurídicas más explícitas. Para otorgar justicia se necesita reconocer que los feminicidios son crímenes sistémicos e investigar los múltiples factores políticos-sociales que los provocan.
Ciudad Juárez y los flujos de migración en un mundo neoliberal
Segato (2014) indica como aumentan los asesinatos impersonales por colectivos hacia categorías de mujeres en lugares con alta conflictividad informal y llega a la conclusión de clasificarlos también como “femi-genocidios“ y “crímenes de guerra“ (ibid: 346- 366).
Para entender mejor este análisis, sirve una explicación más profunda sobre la situación política-social y sus víctimas en Ciudad Juárez. Lo que caracteriza a esta ciudad transfronteriza según Monárrez (2011) es “la ausencia de un Estado de derecho en una economía globalizada“ (ibid: 113). Lydia lo explica con las palabras siguientes: “Bueno, creo que Ciudad Juárez por su condición de frontera también es como la Twilight Zone, como una zona a veces sin leyes en donde todo puede pasar y todo puede quedar impune […]“. También enfatiza el impacto del neoliberalismo que se hace sentir aún más fuerte desde los noventa, dado que en ese entonces México entró al tratado de libre comercio[2] y se abrieron nuevos espacios de trabajo especialmente para mano de obra barata. Es, desde entonces, que se expandieron las maquiladoras[3] que siguen atrayendo a la migración laboral marginal, un sector que afecta especialmente a las mujeres.
Ciudad Juárez y las „nuevas guerras“ por el control de territorio
El desigual desarollo económico entre acumulación por un lado y falta por el otro, también promueve mutuamente las „nuevas guerras“ (Segato 2014: 342). Estas se caracterizan por la colisión entre actores formales e informales. Pueden ser tanto bandas, mafias y mercenarios corporativos como fuerzas para-estatales y hasta estatales como la llamada “seguridad pública“. La nueva modalidad e informalidad de los conflictos es que “no comportan ni uniformes […], ni territorios estatalmente delimitados […] y no ocurren dentro de límites temporales“ (ibid: 344). Lydia explica: “Entonces también en Ciudad Juaréz el narcotráfico existe desde hace muchísimos años y la pugna por las plazas también. Muchos de los cuerpos de las mujeres aparecían en terrenos despoblados pero que pertenecían a grandes empresarios“. Su declaración muestra la fuerte conexión entre la lucha por el control de territorios y los feminicidios.
La desigualdad de género y el cuerpo feminino como territorio
La construcción de la desigualdad de género es un mecanismo efectivo para obtener y mantener poder territorial. En el patriarcado se ha naturalizado tanto la violencia contra las mujeres para la propia afirmación, que obviamente también se puede ver la consecuencia en las guerras. Segato (2014) describe como la violencia contra mujeres se ha transformado desde ser un efecto colateral del contexto hasta ser toda una estrategia bélica.
En las „nuevas guerras“ se está difundiendo la táctica de mostrar el poder no solamente via el espacio geográfico sino también directamente via el cuerpo y su ambiente espacial. A través de torturas, violaciones y hasta el asesinato, la víctima es expropiada del control sobre su espacio-cuerpo. Es por esto que Segato explica la relación entre control territorial y feminicidios como „una afirmación de la capacidad letal de las facciones antagónicas“ (ibid: 344).
En este contexto los feminicidios son crímenes expresivos para primero crear un ambiente de miedo e inseguridad en el espacio en cuestión y segundo reproducir el poder de los responsables gracias a la impunidad que viven (ibid: 347). Lydia también afirma: “Entonces también dejar cuerpos de mujeres allí es como un mensaje del territorio y del control del territorio“.
La creación de cuerpos vulnerables
Aquí también es interesante investigar sobre los rasgos característicos de las mujeres asesinadas. Lydia me informa que “[…] un patrón que las define es que eran precarizadas, que eran obreras“. La mayoría de las mujeres encontradas eran trabajadoras de maquiladoras y muchas de ellas migraron (recientemente) a Ciudad Juárez[4]. Las mujeres migrantes se encuentran en una situación especialmente vulnerable. Muchas de ellas (aún) carecen de redes sociales fijas en la nueva ciudad y sus familias y amigxs se encuentran demasiado lejos para estimar la situación de peligro, actuar a tiempo y/o buscarlas cuando las mujeres desaparecen (Bejarano 2014: 37).
Segato (2014) concluye: “Los agredidos son cuerpos frágiles, no son cuerpos guerreros. Por eso manifiestan tan bien, con su sufrimiento, la expresividad misma de la amenaza truculenta lanzada a toda la colectividad“ (ibid.: 345). Es decir que ser precarizada las puso en una situación de desventaja porque como dice la escritora Sandra Lorenzano: “El poder del más fuerte se escribe sobre los cuerpos más vulnerables de la sociedad“ (ibid: 2008: 79).
La impunidad y la estigmatización de las víctimas
El hecho de que la mayoría de los feminicidios queda impune (NHRC 2012) no sólo genera rabia sobre el sistema de (in)justicia en la sociedad, sino también frustración sobre tantas preguntas todavía abiertas.
Entonces lo que concluye Segato (2008) es que “[…] la comunidad se sume más y más en una espiral misógina que, a falta de un soporte más adecuado para deshacerse de su malestar, le permite depositar en la propia víctima la culpa por la crueldad […]“ (ibid: 93). Por eso, a pesar de describir los hechos como “crímenes pasionales“ ubicándolos sólo en el ámbito privado, la sociedad estigmatiza a las mismas víctimas. Las transforma en „prostitutas, drogadictas y mentirosas“ (ibid) sugieriendo que es justificable asesinar a personas que se encuentran en situaciones „inadecuadas“. Con esta doble moral se intenta explicar los sucesos, distanciarse personalmente de los crímenes e invisibilizar cualquier responsabilidad.
En este punto se muestra entonces como la desigualdad económica y genérica influye y marca los feminicidios en Ciudad Juárez. Todo un sistema de lucha por poder funcionar a través de la creación de vulnerabilidad y estigmatización de las víctimas (mujeres/ migrantes/ precarizadas,..) y de la apropiación de su espacio-cuerpo.
„Vivas nos queremos“ – las resistencias feministas
En la entrevista Lydia me cuenta de las resistencias que se están formando en contra de esta guerra y cómo demandan justicia para las víctimas de los feminicidios: “Entonces nosotras, las mujeres que nos estamos organizando en este momento, dijimos que ya era hora de hacerlo nosotras mismas y solas“. Destaca la capacidad de actuar de manera autónoma y la necesidad de crear alternativas al sistema actual. Junto con otras mujeres forma por ejemplo grupos de autodefensa para resistir al ambiente de miedo e inseguridad. A Lydia le importa actuar de manera colectiva, es decir “[…] estar conectadas siempre, a estar comunicadas de que si alguna vive alguna situación de riesgo pueda ponerse en contacto con las otras para que todas salgamos por ella“. Es una estrategia contra la imagen de la mujer vulnerable antes descrita. Actuando juntas las mujeres se reafirman mutuamente que son fuertes.
También cuenta de una marcha nacional que se organizó el 24 de abril 2015 en la Ciudad de México bajo la consigna „#Vivas nos queremos“ donde las mujeres salieron a las calles para condenar los feminicidios y todas las violencias machistas. “Cuando las mujeres se juntan ya es un logro“ dice Lydia emocionada y cuenta sobre la fuerza simbólica de retomar el espacio público que tanto se está negando a las mujeres. Con la misma motivación participa en el proyecto feminista “La Kantona“, una casa ocupada en Ciudad Juárez. La idea es “[…] hacer un espacio en donde se organiza[n] las mujeres“. En este territorio propio se realizan reuniones, eventos de información sobre contracepción y enfermedades venéreas y hay talleres por ejemplo sobre huertos urbanos o menstruación consciente. En su página web el colectivo explica: “La Kantona nos permitirá conocernos y crear vínculos, ser quienes somos sin ningún temor y realizar lo que amamos y tener confianza para poder expresarnos y en la misma construcción aceptarnos“. Es un espacio que motiva las luchas feministas y demanda justicia para las mujeres que están reprimidas diariamente. Al final es todo eso por lo que Lydia lucha: “[…] que las madres con hijas desaparecidas encuentren a sus hijas […] y que las mujeres de mi ciudad podamos, aunque estemos ya muy mayores, caminar seguras por allí, que no tengamos miedo de salir y que sigamos juntas. Eso sería lo más importante“.
Para leer toda la entrevista con Lydia: Vivas nos queremos_entrevista con Lydia
Notas de pie:
[1] En países hispanohablantes se estableció primero el término femicidio como la traducción del inglés femicide. Pero como éste es sólo la interpretación feminina de homicidio se ha transitado a usar la palabra feminicidio para destacar la “construcción social de estos crímenes de odio, la culminación de la violencia de género contra las mujeres, así como la impunidad que los configura“ (Lagarde 2006: 13).
[2] El tratado de libre comerció TLC (NAFTA por sus siglas en inglés) se firmó en 1994 entre México, EEUU y Canadá (Segato 2008: 81).
[3] Las maquiladoras son plantas de ensamblaje que pertenecen mayoritariamente a empresas extranjeras que toman ventaja de la situación transfronteriza donde no tienen que pagar aranceles (Monárrez 2011: 110).
[4] Sin embargo también hay mujeres entre las víctimas de los feminicidios que se encontraron en otras (mejores) situaciones económicas y sociales (Bejarano 2014: 38).
Literatura:
Bejarano Celaya, Margarita 2014: El feminicidio es sólo la punta del iceberg. En: Región y Sociedad 4. Hermosillo, México: El Colegio de Sonora. 13 – 44.
El País Internacional 2015: El feminicidio en Ciudad Juárez, la historia sin final. En: https://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/15/actualidad/1431653222_213789.html (4.10.2016).
Lagarde, Marcela 2006: Presentación de la edición en español. En: Russel, Diana y Roberta Harmes 2006: Feminicidio: Una perspectiva global. México: UNAM, CIICH, Cámara de Dibutados. 15 – 42.
Lorenzano, Sandra 2008: Prólogo. En: Segato, Rita Laura 2008: La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez: territorio, soberanía y crímenes de segundo estado. En: Debate Feminista, 19 (37). 78 – 102.
Monárrez Fragoso, Julia Estela 2011: El continuo de la lucha del feminismo contra la violencia o morir en un espacio globalizado transfronterizo: teoría y práctica del movimiento anti-feminicida en Ciudad Juárez. En: Huacuz Elias, María Guadalupe 2011: La bifurcación del caos. Reflexiones interdisciplinarias sobre violencia falocéntrica. México, D.F.: Universidad Autónoma Metropolitana. 109 – 135.
Nuestras Hijas de Regreso a Casa (NHRC) 2012: Ciudad Juárez: los asesinatos de mujeres continúan, también la impunidad. En: https://nuestrashijasderegresoacasa.blogspot.de/2012/06/ciudad-juarez-los-asesinatos-de-mujeres.html (4.10.2016).
Russel, Diana y Jill Radford 1992: Femicide. The Politics of Women Killing. Nueva York: Twayne.
Russell, Diana 2006: Definición de feminicidio y conceptos relacionados. En: ibid y Roberta Harmes: Feminicidio: Una perspectiva global. México: UNAM, CIICH, Cámara de Dibutados. 73 – 96.
Segato, Rita Laura 2007: ¿Qué es un feminicidio? Notas para un debate emergente. En: Belausteguigoitia, Marisa y Lucía Melgar: Fronteras, violencia, justicia: nuevos discursos. México: UNAM. 35 – 48.
Segato, Rita Laura 2008: La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez: territorio, soberanía y crímenes de segundo estado. En: Debate Feminista, 19 (37). 78 – 102.
Segato, Rita Laura 2014: Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres. En: Revista Sociedade e Estado 29 (2). 341 – 371.
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