En el marco del Día Internacional de lxs Refugiadxs (el 20 de junio), Maria Alexandra de la Red de Jovenes Sin Fronteras habla con Caitlin Fouratt, profesora de la Universidad Estatal de California en Long Beach sobre el proyecto “(No) Soy (In)visible”, una serie de podcasts creada en colaboración entre estudiantes de Long Beach y la Red de Jovenes Sin Fronteras.
El proyecto se realizó con grupos de estudiantes de la Universidad de Long Beach. A partir de la cooperación entre la Universidad y la Red Jóvenes Sin Fronteras de Costa Rica se hizo un aprendizaje transnacional. Se buscó defender las experiencias de jóvenes migrantes basándose en narrativas de sujetos que son migrantes latinas o hijas/os de los mismos. Los objetivos del proyecto fueron primero encontrar ciertas narrativas y generar un espacio para su tematización y segundo sensibilizar el público de los desafíos, problemas y logros de las personas migrantes. Los productos de esta colaboración es un podcast de cuatro episodios publicados en soundcloud.com con acceso libre al público. Cuenta Caitlin Fouratt que los estudiantes querían producir videos, cortometrajes y otros tipos de documentación. Pero por los problemas comunicativos durante la pandemia y sobre todo para asegurar la protección de privacidad de las personas solicitantes de refugio, los participantes en vez de producir medios visuales decidieron transformar los proyectos al formato de un podcast para captar y reproducir las narrativas migrantes.
Juventud y migración en Centroamérica
En Centroamérica las oportunidades y perspectivas futuras para una mejor calidad de vida juegan un papel importante. La violencia doméstica, la represión entre cárteles y pandillas juveniles y la responsabilidad por el mantenimiento de la familia son solo algunos de los factores que en su mayoría conducen a la decisión individual de migrar. La experiencia de la migración del entorno y las conexiones internacionales de red existentes, en última instancia, ayudan a muchos jóvenes a comenzar su viaje. No se debe ignorar que numerosos procesos de adaptación y rechazo se dan en diferentes lugares de residencia, especialmente en las regiones fronterizas.
Además, están las diferentes referencias biográficas de los jóvenes, que inciden en su adaptación, su actitud ante el entorno y sus resistencias. Múltiples experiencias de migración y residencia conducen a una nueva formación de entornos de vida que pueden caracterizarse por el multilingüismo y las múltiples identificaciones étnicas.
Capacidad de actuación de jóvenes en estatus de migración
A diferencia de los años 80 y 90 cuando la mayoría de los migrantes eran adultos, ahora se estima que la mayoría de las personas que emigran en Centroamérica son menores de 30 años, incluso hay un flujo muy grande de niños y adolescentes no acompañados.[1] En la migración, los jóvenes siempre han tenido un papel protagonista y protagónico, ya que tienen las características de resistencia a las situaciones actuales, están abiertos al cambio, tienen la energía y la capacidad de asumir riesgos frente a lo desconocido. También tienen idealismo, visiones y esperanzas de lograr mejores condiciones de vida explorando nuevos territorios.
Vulnerabilidad de jóvenes migrantes
La capacidad de actuar y la vulnerabilidad de los adolescentes están estrechamente relacionadas. En este grupo social se pueden encontrar víctimas y autores de actos delictivos o violentos. Se deben considerar las causas y factores que conducen a la delincuencia o la impotencia de los jóvenes. En primer lugar, cabe señalar que en una fase de búsqueda e identificación los jóvenes tienen que reaccionar a las influencias externas, afirmarse, subordinarse o adaptarse. La percepción de la presencia de violencia en la vecindad de los jóvenes también da lugar al impulso interior de hacerse independiente y salir de ciertos contextos.
Resulta que la migración y la residencia como refugiados implican peligros para los jóvenes que restringen enormemente su libertad de acción. Sin embargo, al hacer declaraciones sobre la vulnerabilidad, se debe hacer una distinción adicional con respecto a la experiencia laboral, el origen étnico, la identidad y la experiencia de violencia en el país de origen. Todo esto influye en el capital social de una persona joven.
“(No) Soy (In)visible”, Experiencias migratorias en historias individuales
La meta del proyecto “(No) Soy (in)visible”, nombre escogido por los estudiantes, era visibilizar las experiencias a través de las historias individuales de migrantes en Costa Rica. La profesora Caitlin Fouratt cuenta que la meta con el proyecto haya sido realizar una experiencia colaborativa e internacional por los vínculos entre estudiantes de Long Beach y participantes de Costa Rica. Segundo, su intención era descentralizar la migración de Centroamérica a los EE.UU. e introducir en las dinámicas migratorias en Suramérica y hacer énfasis en el contexto de migrantes en Costa Rica. Sensibilizar para los historias de jóvenes en migración o solicitación de refugio y desmitificar las ideas que la sociedad tiene sobre los migrantes. Se hacía énfasis en las experiencias de estudiantes sin documentos, de familias migrantes y la situación actual de migración en Costa Rica.
Proyectos finales de “(No) Soy (In)visible”
En el primer episodio del podcast se entrevistaron dos participantes del proyecto que elaboraron narrativas . En la entrevista con las dos estudiantes se habla de los retos durante la realización del proyecto bajo las dificultades y restricciones por la pandemia de COVID-19 en el año 2020.
Anayeli Hernández trabajó un proyecto con Jorge/Shanaya, migrante no-binario en Costa Rica que escapaba del gobierno opresivo nicaragüense. Se creó como producto final el video “Me pasa por el cuerpo el desplazamiento” en el cual Jorge cuenta su historia de resistencia como activista y artista callejero y sus luchas de vivienda, salud mental, seguridad e identidad como refugiado en Costa Rica. Anayeli cuenta que parte del proyecto final de la creación del video fue hacerle justicia a la historia de Jorge y hacer visible la historia de una persona real que sufre diariamente a causa de un sistema de migración roto y de la discriminación en Costa Rica.
Claudia Navarro con su equipo realizaron entrevistas donde ella y una compañera contaban de su experiencia como estudiantes recipientes del DACA[2], programa que otorga un permiso de empleo o estudio a personas migrantes. En las entrevistas tematizaron los retos que se presentan a los estudiantes latinas al entrar en una universidad estadounidense y la presión, el miedo y la vergüenza al ser beneficiaria del programa DACA y al entregar todos los documentos al gobierno y al depender de las políticas migratorias. Claudia cuenta de la experiencia de hablar por primera vez sobre su estatus migratorio dentro de la universidad y de tematizar los desafíos de sobrellevar el problema de ser estudiante indocumentado y recipiente del DACA.
Las dos estudiantes a partir de sus proyectos buscan la atención del público no solamente por las historias migratorias de los individuos sino plasmar las múltiples represiones y dificultades que se presentan a jóvenes migrantes en diferentes contextos. Por un lado, sí quieren que las narrativas cuenten de la experiencia e migración, pero por el otro, quieren mostrar que la identidad de las personas no debe ser reducida a la experiencia de migración.
Sobre todo en el caso de Jorge, Anayeli resalta que él se enfrenta a ser migrante y a ser una persona no-binaria. Hace un llamado a la compasión por las luchas de cada día de personas que viven migración y buscan refugio. Claudia comparte que el hablar de la propia historia fue una experiencia difícil, mostrarse como estudiante indocumentado costaba exponerse al público y enfrentarse a estigmas que existen sobre los recipientes del DACA. Ella espera que la sociedad por medio de los podcast sepa que el programa DACA implica muchas dificultades para los beneficiados y que entre las personas recipientes muchos son soñadores que esconden su identidad como migrante por vergüenza y miedo a la estigmatización.
COVID-19 y la migración en Costa Rica
En el segundo episodio se habla con Ana Laura Méndez, profesional en migración y derechos humanos, y con „Eduardo“, migrante venezolano viviendo en San José, sobre el impacto de la pandemia en Costa Rica. Según ACNUR, En los últimos 5 años, el país ha experimentado un aumento significativo en el número de solicitantes de la condición de refugiado, principalmente de Nicaragua y Venezuela. En el 2020, Costa Rica acogió a 121.983 personas de interés, de las cuales 9.613 son refugiados y 89.770 son solicitantes de refugio pendientes de resolución.[3]
Durante la pandemia se complicó las situación de migrantes en Costa Rica que se puede observar por varios factores, dice Ana Laura Méndez. En el caso de la población nicaragüense que hace la mayor parte de la población migrante en Costa Rica, esta se enfrentaba con la exacerbación de salidas forzadas y del nivel de xenofobia en la sociedad. Esta última se debe por los discursos públicos del gobierno que advierten ante la migración nicaragüense por aprovecharse del sistema de salud. También, por el cierre de las fronteras se han rechazado los pedidos de refugio de personas nicaragüenses. Las vulneraciones de derechos humanos de personas refugiadas dentro del país y la escasez de puestos de trabajo accesibles han empeorado el estatus y la situación de migrantes en Costa Rica.
Eduardo migró de Venezuela y vive las dificultades en el tiempo de pandemia en Costa Rica. Cuenta de hostigamientos que viven inmigrantes en Costa Rica en la vida pública y laboral por ser vista como amenaza a la sociedad y un riesgo de infección con el COVID. Según Eduardo, la explotación de personas nicaragüenses en el sector informal haya aumentado al mismo tiempo que la escasez de trabajo y la cantidad de desempleados hace que la gente no se opone a trabajos mal renumerados o sin salario fijo.
De Nicarágua a Costa Rica
En 2018 por la crisis económica y social en Nicaragua mucha gente joven migró para otros países. Muchos fueron a buscar refugio por la falta de seguridad. El proceso de pedir asilo en Costa Rica toma un proceso de varios anos para recibir un permiso de asilo, de trabajo y finalmente la residencia. En este episodio se habla con Edgar, un solicitante de refugio nicaragüense quien se ha enfrentado muchos desafíos en Costa Rica desde la discriminación, su lucha contra el cáncer y sus logros como migrante en el país con el apoyo de ACNUR y IRCA Casa Abierta.
Edgar vivió los protestas estudiantiles en Nicaragua en 2018 en los cuales también fue detenido. Al decidir entrar como refugiado a Costa Rica no tenía en cuenta lo que significaba y requería el proceso de inmigración. Edgar tiene 26 años, ya lleva más de dos años en Costa Rica en que vivió los rechazos y la lucha de transición para establecer un lugar fijo de vivienda y trabajo. En este tiempo pasó por racismo y discriminación por ser refugiado de Nicaragua. Hoy trabaja en la corta de café en la provincia de Cartago en las respectas temporadas. Siendo licenciado en mercadotecnia sus documentos no son reconocidos en Costa Rica, por eso no puede laborar con su carrera. En Costa Rica él es un “nadie” un “refugiante que no vale nada” mientras que se encuentra en el proceso de pedido y sigue en estatus ilegal. Edgar siente que su nacionalidad le trae no solamente la discriminación en la vida pública sino también la condena a la lentitud del proceso de migración para tener un estatus oficial como empleador y persona civil.
Menores no acompañados en los EE. UU.
El cuarto episodio parte de la investigación de un equipo de estudiantes sobre el fenómeno de la llegada de niñes migrantes centroamericanes a la frontera sur de los EEUU y la respuesta de la administración del presidente Joe Biden. Se hizo una entrevista con la directora ejecutiva de la Coalición de Derechos de Migrantes Long Beach (LBIRC), Gabriela Hernandez, sobre la decisión de la ciudad de Long Beach de hospedar a cientos de eses niñes migrantes.
El podcast que se ha creado en el marco del proyecto académico colaborativo entre Costa Rica y EE. UU. y sobre todo entre estudiantes latinos en diferentes contextos abre un espacio valioso de intercambio sobre la situación migratoria durante la pandemia.
Es de recomendar escuchar los episodios del podcast resumidos en este breve artículo y enterrarse en el trabajo creativo que han realizado los participantes de este proyecto. Ayuda al pensar fuera de los informes y estadísticas sobre la vulnerabilidad y capacidad de actuación de jóvenes migrantes en Centroamérica y acercarse a historias individuales que valen ser escuchados por diferentes grupos de la sociedad. Tanto en los países que reciben migrantes y refugiados como por sujetos en países que sueñan con una vida más segura y oportunidades de trabajo.
Como dicen los participantes del proyecto “(No) Soy (In)visible”, los discursos públicos pueden cambiar cuando se levanta la voz y hace escuchar a personas reales y su historias de vida. Se hace necesario y urgente para generar compasión y solidaridad en las sociedades del mundo no solamente pero en especial por la situación de pandemia.
[1] Organización Internacional para las Migraciones. La juventud y su rol protagónico en la migración. https://rosanjose.iom.int/site/es/blog/la-juventud-y-su-rol-protagonico-en-la-migracion?page=6.
[2] DACA. La Acción Diferida para los Llegados en la Infancia es un programa anunciado por el Gobierno de Estados Unidos el 15 de junio de 2012 que lo protege temporalmente de una deportación y le otorga un permiso de empleo al cumplir con todos los requisitos.
[3] ACNUR en Costa Rica. https://www.acnur.org/costa-rica.html.
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