Migration und Flucht

Ein Blog des Lateinamerika-Intituts der Freien Universität Berlin

Una breve mirada a la respuesta de Bogotá Distrito Capital de Colombia a la ola migratoria con un enfoque de genero.

Uno de los fenómenos más característicos del siglo XXI es la movilidad humana, movilidad de personas que por diferentes razones se ven obligadas a abandonar su país de origen con el fin de buscar una mejor vida y un mejor porvenir en el extranjero. Fruto de aquella movilidad son los diferentes flujos migratorios, tanto de refugiados y de migrantxs, como de solicitantes de asilo, formando minorías raciales, étnicas y culturales entre otras en los países de destino o transito. Esas minorías requieren altos niveles de atención por parte de los gobiernos y comunidades, atención en especial sobre aspectos importantes como el acceso a la justicia, a los derechos humanos y la eliminación de las desigualdades. Hoy en día, la migración trae consigo la creación de nuevas políticas socioeconómicas, como también desafíos morales especialmente para los estados acogedores, los cuales deben tener como punto principal la protección de los derechos humanos y el bienestar de las personas en una sociedad de diversidad (Delgado-Moreira, 2018).

A lo largo de la última década los países Latinoamericanos se encuentran en medio de una crisis humanitaria y viven una de las mayores crisis migratorias de la historia debido al éxodo masivo de la población venezolana. Se ha estimado que en 2019 aproximadamente 4,001,917 venezolanos se trasladaron a países vecinos, siendo Colombia el primer país receptor de estos venezolanos (Migración Colombia, 2020). Venezuela, que en el pasado fue un país rico en petróleo que gozaba de una estabilidad económica, hoy en día es víctima de inestabilidad, de hiperinflación, de gran escasez de medicamentos y de pobreza, todo esto fruto de la gestión política, la cual se vio agravada en el 2013, cuando el actual presidente, Nicolás Maduro, sucedió a Hugo Chavez, (Páez, 2017). La situación se agravó aún más con la crisis petrolera de 2014 (Franco, 2019). Es así como el colapso de la economía y la fragilidad del Estado llevaron al país a altos niveles de pobreza que resultaron en el deterioro de la calidad de vida, ya que un 90% de la población vivía por debajo del umbral de la pobreza, sin poder costear las necesidades básicas (Observatorio Venezolano de Violencia, 2018).

Colombia y Venezuela comparten una gran frontera de 2.219 kilómetros, con 7 cruces fronterizos legales y numerosos ilegales (Migración Colombia, 2020). Este fenómeno de afluencia masiva es algo nuevo para el Estado colombiano. El estado se ha visto obligado a trabajar con políticas existentes principalmente formuladas como de “corto plazo”, políticas que no permiten responder eficientemente a la crisis humanitaria en curso. De esta manera y debido a que la ayuda humanitaria que brinda no es suficiente para la frágil población desplazada, el gobierno ha sido tachado como incapaz de protegerla (Franco, 2019).

La capital de Colombia, Bogotá, ha sido la ciudad que ha acogido a largo plazo la mayoría de la población migratoria, ya sea en estado de migración legal o ilegal (Migración Colombia, 2020). Debido a la alta cifra de personas migrantxs, refugiadxs o solicitantxs de asilo que se encuentran en una de las ciudades más grandes del país, es importante observar la política pública adoptada tanto por la nación pero también por la alcaldía de la capital, que se encuentra ante un reto sin precedente. La capital colombiana es un ámbito de constantes cambios, debido a sus residentes y sus interacciones sociales, las cuales crean la existencia de la diversidad. 

Los altos niveles de urbanización de Colombia, visibles en la gran población de Bogotá, han sido relacionados con la existencia de altos niveles de desigualdad entre los habitantes de la ciudad, marginalización, exclusión y violencia, en todos los niveles tanto sociales como políticos (Koonings & Kruijt, 2015). Es importante tener en mente la urbanización de la capital que ha sido afectada por la migración rural de colombianos y por las víctimas del conflicto armado interno. Por otro lado, esta acelerada urbanización ha producido nuevas clases de violencia urbana, visibles e invisibles, tipos que antiguamente ni se imaginaba que existirían. Bogotá ha vivido ejemplos de estas clases de violencia como es el sicariato, los homicidios y los coches bomba, tanto en zonas de bajos recursos y barrios informales como en zonas de alto nivel económico. En la capital el grave problema de la violencia se ha sumado a otros factores como la desigualdad, los problemas de pobreza y de vivienda informal. Esta violencia se hace visible en la exclusión y en la fragmentación de ciertas minorías de la comunidad. No obstante, también se debe considerar que la existencia de la violencia urbana está estrechamente conectada con la existencia de la violencia política la cual se encuentra presente en toda la historia del país. 

Como resultado de dichos tipos de violencia, se hace visible una “matrix de poder” en donde se agrupan diferentes factores como la administración, la violencia psicológica o física debida a la diferencia de género, raza, clase social, entre otros, creando diferentes niveles de desigualdad y marginación de la comunidad (Aldana, 2004). El matrix de poder y uno de sus efectos, la violencia estructural, es uno de los efectos de la colonización europea que aún son visibles en la sociedad colombiana (Quijano, 2000). Estos rasgos de colonialismo, encuentran en su gran mayoría a las mujeres, como tambien a personas homosexuales o transexuales como victimas de dicha violencia con raíces en “la opresión colonial que inauguró la discriminación en contra de las mujeres en Latinoamérica se logró gracias al cruce entre violencia y racismo” (Muñoz, 2011, p. 15).

La crisis migratoria venezolana con la cual se encuentra enfrentada Bogotá, coincide con el constante esfuerzo del país de eliminar el conflicto armado interno y sus rasgos de violencia, de discriminiacion y de marginación. La dificultad de los migrantxs tanto legales como ilegales de obtener un trabajo, acceder al derecho de la salud,  a la justicia y a la educación entre otros en combinación con el sentimiento de no pertenecer a una verdadera comunidad y ser vistos como el “otro” hacen que exista una profunda tensión social entre los diferentes grupos de migrantxs. Durante la crisis migratoria, la poblacion migrante se encuentra en condicion de discriminación no solo por su estatus de migrante sino tambien por motivos de género, lo cual implica múltiples consecuencias, como, entre otras, la exclusión de la integración laboral, la trata de personas y la violencia basada en genero.  Según los informes del Banco Mundial durante las crisis migratorias, las mujeres y los grupos minoritarios como LGBTI o las minorías étnicas se consideran ‚vulnerables‘ ya que son victimas de violencia y de trata de personas tanto en la frontera como en la capital de Colombia y, por lo tanto, necesitan una protección extrema por parte del Estado (Grupo del Banco Mundial, 2018). Los desafíos que enfrentan esas personas son la necesidad de acceso equitativo a los bienes básicos, alimentos, vivienda, empleo y salud.

Aunque Bogotá ha vivido ya desde los años ‘80 una gran migración, dada la llegada de miles de desplazados por el conflicto armado, la llegada de esta masiva ola de venezolanos crea una nueva realidad, un nuevo reto a la cohesión de la comunidad bogotana. Se puede decir que el Distrito decidió afrontar la crisis migratoria de población venezolana desde dos frentes.  El primero a través de medidas que no son permanentes sino totalmente temporales. El mayor ejemplo de dicha medida temporal fue la implementación de un Campamento Humanitario que tuvo la capacidad de albergar a aproximadamente 300 migrantxs venezolanos, queriendo minimizar y resolver el problema de la invasión de migrantxs a través de cambuches ubicados cerca de la región del Salitre (Secretaria de Integración Social, 2018).

Por otro lado ha intentando implementar políticas de largo plazo, se tomó otra medida que permitió implementar en Bogotá el Centro Integral de Atención al Migrante – CIAM. CIAM tiene como objetivo prestar asistencia, orientación, apoyo psicosocial y asesoría jurídica a lxs venezolanxs que se acerquen al centro.  Gracias al CIAM, los migrantxs venezolanos pueden obtener una mejor orientación en lo que a la red de servicios ofrecidos por el Distrito respecta. Es importante mencionar que el CIAM tiene como prioridad la atención a la población infantil, adolescentes, adultos mayores y mujeres en estado de embarazo que estén en una situación de vulnerabilidad e indefensión (Secretaria Distrital de Gobierno, 2018). CIAM presenta un enfoque de atención a las mujeres que ejercen trabajo sexual para su sobrevivencia. Es evidente que las políticas de la Capital marcan a las mujeres como grupo homogéneo, manteniendo en plena invisibilidad a personas LGBTI.  La inseguridad, la marginación de los migrantxs y la segregacion de la comunidad son rasgos visibles de la insuficiencia de las políticas públicas de acoger y ayudar a la población migrante como también de la competencia entre la población local y los migrantxs por los recursos, recursos que ya antes de su llegada a Bogotá eran escasos dada la pobreza existente. Esta situación afecta su seguridad física, su integridad sanitaria y de bienestar.

La existencia de violencia junto con la aparición de estas olas migratorias trae consigo la necesidad de nuevas políticas de seguridad especialmente hacia los migrantxs, refugiadxs y solicitantxs de asilo. El estado y la alcaldía adoptan un enfoque de género superficial mencionando únicamente a las mujeres como grupo homogéneo en necesidad de ayuda. En efecto, las mujeres se consideran como vulnerables especialmente en las zonas fronterizas, invisibilizado así la existencia de la violencia urbana en la capital de la cual también son víctimas. Se deben evitar las políticas de desarrollo social excluyentes, que no se excluya a ninguna parte de la población del beneficio de gozar de  los derechos individuales y sociales que puede ofrecer el país. Adicionalmente, es necesario crear políticas que consideren las minorías excluidas hasta ahora de la protección social. Hay que tener en cuenta que para corresponder las necesidades de aquellos grupos sociales es vital obtener un alcance interseccional en las políticas públicas del país y las acciones de la capital, que tome en cuenta factores como: clase, género, raza y orientación sexual entre otras. Debido a lo anterior tanto el estado colombiano como la alcaldía de la capital necesitan crear políticas inclusivas y diferenciales para disminuir la violencia vivida por las minorías entre la ola migratoria venezolana en Bogotá. 

Laura Gousi

Literatura

Aldana, O. U. (2004). Violencia molecular urbana y crisis de ciudadania. El caso de la ciudad de Bogota. Violencias y Conflictos Urbanos. Un Reto para las Políticas Públicas. Medellín: Instituto Popular de Capacitación.

Delgado-Moreira, J. M. (2018). Multicultural citizenship of the European Union. Routledge. Dietz, G. (2007). Keyword: Cultural diversity. Zeitschrift für Erziehungswissenschaft, 10(1), 7-30.

Franco, A. C. (2019). Venezuela migra: aspectos sensibles del éxodo hacia Colombia. Temas de Derecho Internacional Publico N°.2. Universidad Externado de Colombia

Koonings, K., & Kruijt, D. (2015). Urban Fragility and Resilience in Latin America: Conceptual Approaches and Contemporary Patterns. In K. Koonings & D. Kruijt (Eds.), Violence and Resilience in Latin American Cities (Vol. 1). London: Zed Books.

Migración Colombia. (2020). https://www.migracioncolombia.gov.co/noticias/content/251-febrero-2020

Muñoz, P. (2011). Violencias interseccionales. Debates feministas  y marcos teóricos en el tema de pobreza y violencia contra las  mujeres en Latinoamérica. Londres: Central America Women´s  Network (CAWN).

Observatorio de Venezuela. (2018). Retos y oportunidades de la movilidad humana venezolana en la construcción de una política migratoria colombiana. Colombia: Universidad del Rosario y KAS.

Paez, T. (2017). Amid Economic Crisis and Political Turmoil, Venezuelans Form a New Exodus https://www.migrationpolicy.org/article/amid-economic-crisis-and-political- turmoil-venezuelans-form-new-exodus.

Quijano, A. (2000). Coloniality of Power, Eurocentrism, and Latin America. Nepantla: Views from South 1(3), 533-580. https://www.muse.jhu.edu/article/23906.

Secretaria Distrital de Gobierno. (2018) Oficina de Comunicaciones. Informe Situación actual migrantes venezolanos en Bogotá.

World Bank Group. (2018). Migration from Venezuela to Colombia : Short- and Medium-Term Impact and Response Strategy. World Bank, Colombia. © World Bank. https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/30651

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Der Beitrag wurde am Samstag, den 31. Juli 2021 um 17:24 Uhr von Laura Gousi veröffentlicht und wurde unter 2021, Allgemein, Migration nach und in den Amerikas abgelegt. Sie können die Kommentare zu diesem Eintrag durch den RSS 2.0 Feed verfolgen. Sie können einen Kommentar schreiben, oder einen Trackback auf Ihrer Seite einrichten.

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