Migration und Flucht

Ein Blog des Lateinamerika-Intituts der Freien Universität Berlin

Migración, género y división internacional del trabajo: el caso de las trabajadoras sexuales latinoamericanas en España

La inserción de las personas al mercado laboral no es individual, ahistórica ni mucho menos imparcial. La división sexual del trabajo sobre la que se apoya el modo de producción capitalista ha relegado a las mujeres a las tareas domésticas, de reproducción y cuidado y al mismo tiempo reforzado la pertenencia al espacio público de los hombres, consolidando su rol “proveedor” del hogar. Las feministas de los años `60 y `70 recuperaron la centralidad que tiene para el sistema económico actual el trabajo no remunerado de reproducción y cuidado ejercido mayoritariamente por las mujeres. (Fererici, 2008). 

Sin embargo, los estudios interseccionales de las últimas décadas profundizaron el análisis develando las relaciones de poder que se esconden dentro de términos “universales” como, por ejemplo, mujer. ¿Qué es ser mujer? ¿Todas las mujeres experimentan las mismas opresiones y desigualdades? ¿Para todas las mujeres el trabajo remunerado puede ser pensado como una herramienta de emancipación? Retomando a Patricia Hill Collins (2015) se puede decir que la simultaneidad con que operan los distintos sistemas sociales de género y clase junto con los dispositivos de opresión por raza, etnia, edad, nacionalidad, sexualidad, etc. generan matrices de dominación en donde estos dispositivos se intersectan creando situaciones de desigualdad social específicas (y no la mera suma de desigualdades). Así, es más fácil comprender que la categoría mujer se forma universalizando características de determinados grupos, a saber: mujeres blancas, heterosexuales, occidentales y burguesas de clase media. Tener este marco teórico resulta fundamental a la hora de abordar la problemática de las mujeres migrantas latinas y su inserción laboral en el norte global. 

La división internacional del trabajo en general y el femenino en particular ha experimentado en las últimas décadas varias transformaciones: transnacionalización de la fuerza de trabajo, la centralidad de las actividades de servicios, mayor movilización de mano de obra femenina, la influencia de la globalización sobre la división social y sexual de las ocupaciones, etc. Dentro de este panorama existe una subdivisión entre trabajadoras cualificadas (ocupando diferentes áreas y trabajos formales y/o de prestigio: docentes, ingenieras, arquitectas, abogadas, etc.) y las no cualificadas que desempeñan oficios remunerados precariamente, vinculadas a lo que comúnmente se vincula a “ocupaciones femeninas” en donde el cuerpo es pensado como la principal herramienta de trabajo. De esta forma, vemos como dentro de las salidas laborales establecidas para la gran mayoría de las mujeres la “ética del cuidado” impera: la idea de cuidar al otrx, de hacer algo para alguien, producir un trabajo que sirva para mantener o reproducir la vida de lxs otrxs (Hurtado Saa, 2014). 

Esta lógica se reproduce a pesar de la “emancipación” de algunas mujeres, así vemos como en el norte global cuando las mujeres acceden a los mencionados puestos de trabajo mayor remunerados[1]quienes se encargan de las tareas domésticas de aquellos hogares siguen siendo mujeres: usualmente del sur global (es decir migrantas o refugiadas)[2], racializadas y precarizadas. El mercado maximiza y racionaliza cada una de las tareas domésticas, fragmentándolas y creando a su vez una jerarquía interna entre ellas en donde existirían trabajos mas nobles que otros (o mejor dicho, más “sucios” que otros). Así, el cuidado de ancianxs y/o niñxs es tomado en mejor estima que el las tareas de limpieza o alimentación. Dentro de este esquema el trabajo sexual[3]se encuentra en el extremo más estigmatizado y degradado a nivel moral, aunque no sea el peor remunerado (Hurtado Saa, 2014). Asimismo, existen notorias diferencias a la hora de establecer el modo en que dicho trabajo se ejercerá, quedando claro que la prostitución callejera es la más expuesta en relación a otras formas de ejercer este mismo trabajo (bailarinas de striptease, las hot lines, el table dance, etc.). Esto revela que el mercado del sexo comercial es un ámbito estratificado y segmentado (Hurtado Saa, 2018).

En las últimas décadas, junto con el fenómeno de la globalización, se dio un fuerte crecimiento de la industria del sexo, industria cuya fuerza de trabajo es nutrida regularmente por mujeres y disidencias migrantas,[4] una industria que genera beneficios y ganancias cada vez más importantes entre distintos sectores de la población, economías nacionales e internacionales (Lin Lean Lim, 1998). En este contexto, España no fue la excepción. Sin embargo, las trabajadoras siguen estando expuestas a todo tipo de desigualdades y peligros. Como asegura Laura Oso Casas (2008: 225):

“En efecto, aunque las mujeres latinoamericanas en España puedan optar voluntariamente por el trabajo sexual, y lleguen a ser las principales proveedoras económicas de los hogares transnacionales, están imbricadas en un laberinto de círculos que contribuye a la reproducción de la desigualdad social y de género en el mercado del capitalismo global”

Estos círculos de desigualdad se retroalimentan e interactúan entre sí, sosteniendo la trama de desigualdades socioeconómicas, raciales y de género que atraviesan la realidad de las trabajadoras sexuales latinas en España. Alguno de los círculos más relevantes a destacar son: 

  1. el círculo migratorio transnacional. Aquí resulta interesante observar las redes migratorias de mujeres latinas que se fueron construyendo en los últimos años. Sobre ellas se apoyan las nuevas migrantas a la hora de dar inicio al proceso migratorio, ya sea facilitándoles el dinero necesario para el pasaje, los contactos para trabajar en España, encontrando un piso donde vivir, etc. Escenarios de menor autonomía y mayor vulnerabilidad viven las mujeres que inician su recorrido migratorio de la mano de lxs dueñxs de clubes. Esta situación se acerca más al perfil de tráfico ya que muchas veces si bien no son engañadas respecto al trabajo que realizarán, sí lo son en cuanto a los montos de deuda que adquirirán. Lxs dueñxs de clubes se aprovechan de las migrantas endeudadas y sin “papeles”, rebajando las condiciones de trabajo y estableciendo con ellas mayores relaciones de dominación.
  2. El círculo del trabajo sexual. La movilidad de las trabajadoras sexuales también fue cobrando relevancia en el último tiempo. La llegada de mujeres extranjeras responde a la demanda de constante renovación de los clientes. Así, se produce una dinámica de migración no solo hacia España sino dentro del país, buscando siempre ser “la novedad”. Las migrantas latinas son buscadas tanto por esto como por los estereotipos raciales con los que cargan. La noción de etnosexualidadesdesarrollada por Piscitelli (en Hurtado Saa, 2018) ayuda a describir el fenómeno que otorga conductas y cualidades sexuales a las personas según su nacionalidad, rasgos identitarios y de género. 
  3. El círculo del hogar transnacional. Muchas de las migrantas son hijas, madres, hermanas y/o esposas que deben hacerse cargo económicamente de sus familias, es decir, jefas de hogares transnacionales. Su objetivo es ahorrar la mayor cantidad de dinero para poder enviarlo en forma de remesas al país de origen donde reside gran parte de su entorno familiar.
  4. El círculo de la irregularidad. Este círculo implica una enorme movilidad de mercancías y dinero a costa del carácter alegal del trabajo realizado por las migrantas, es decir, si bien no se condena la actividad por ser considerada una decisión tomada en el “ámbito privado”, tampoco se permite su reconocimiento y regulación.  A su vez, a la irregularidad laboral se le suma la mayoría de las veces, la migratoria. Esta anomalía del trabajo sexual, sumada a la política migratoria española, permite que ante el desamparo legal y económico, muchxs actorxs lucren con la situación de aislamiento y vulnerabilidad de las trabajadoras sexuales migrantas. 

Frente a esta situación de desamparo, resulta interesante cerrar este trabajo resaltando la capacidad de agencia de las trabajadoras sexuales migrantas en España y en el proceso de organización política que están llevando a cabo en la actualidad. Tal vez allí, resida la clave para el inicio de una transformación real y concreta de sus condiciones de vida, laborales en principio, pero también que le disputen al sistema capitalista racista, colonialista y heteropatriarcal una cosmovisión alternativa de organización social.

Notas

[1] Se entiende que aquí también existen elementos de desigualdad para las mujeres que ocupan estos puestos de trabajo como “el techo de cristal” o el percibir menor remuneración por igual trabajo. Sin embargo, el objetivo del presente trabajo apunta a analizar las desigualdades y oportunidades laborales diferenciadas dentro de las “mujeres” o grupos feminizados. 

[2] Resulta muy útil entender la categoría de refugiadapor fuera de los cánones legales internacionales. Una persona que está coercionada económicamente dentro de su marco migratorio puede ser entendida también bajo la categoría de refugiada. Véase: Kingston, Lindsey N. 2016. “Haitians Seeking Refuge in Brazil.” Peace Review28 (4): 482–89.

[3] Se entiende al trabajo sexual como una actividad económica, ubicada en el sector de los servicios y dentro de ella en el ámbito de los trabajos afectivos y/o emocionales, dedicada a la producción simbólica del sexo-afecto como bien de consumo. (Hurtado Saa, 2014).

[4] En este trabajo se analiza a las mujeres y disidencias que voluntariamente (dentro de la limitada libertad que ofrece el capitalismo heteropatriarcal) escogen el trabajo sexual como medio de subsistencia. El tráfico de mujeres y niñas para alimentar esta industria es aberrante y deben hacerse los esfuerzos necesarios para luchar contra esta realidad. 

Bibliografía:

*Federici, Silvia 2008: Revolución En Punto Cero: Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas.Traficantes de Sueños: Madrid.

*Hill Collins, Patricia 2015: Intersectionality’s Definitional Dilemmas. Annual Review of Sociology (41): 1-20

*Hurtado Saa, Teodora 2014: “Análisis de la relación entre género y sexualidad a partir del estudio de la nueva división internacional del trabajo femenino”. Sociedad y Economía(26): 213-237. 

*Kingston, Lindsay N. 2016: “Haitians Seeking Refuge in Brazil”. Peace Review28 (4): 482–89.

*Lin Lean Lim 1998: The Sex Sector: The Economic and Social Bases of Prostitution in Southeast Asia. Ginebra, OIT.

*Oso Casas, Laura 2008: Mujeres latinoamericanas en España y trabajo sexual: un laberinto circular. En Joaquín García Roca y Joan Lacomba Vázquez (Ed.), América Latina migrante: estado, familias, identidades.Quito: FLACSO,223-239.

Der Beitrag wurde am Dienstag, den 27. Juli 2021 um 17:52 Uhr von Jacqueline Cordo veröffentlicht und wurde unter 2021, Allgemein, Migration nach Europa abgelegt. Sie können die Kommentare zu diesem Eintrag durch den RSS 2.0 Feed verfolgen. Sie können einen Kommentar schreiben, oder einen Trackback auf Ihrer Seite einrichten.

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