Kim Carlotta von Schönfeld pasó por nuestras aulas en la Freie Universität de Berlín. Ella fue quien insistió, hace ahora exactamente un año, en que fuéramos en grupo a ver una película de Isabel Coixet que presentaban en la Berlinale: Ayer no termina nunca. Kim Carlota se encargó de comprar las entradas y nos convocó en la puerta del cine, una tarde de principios de febrero.
Al acabar la película, tuvimos que quedarnos todavía en grupo a charlar, a escucharnos. Se palpaba la necesidad de seguir juntas, a pesar de haber acabado las clases y los exámenes. Hablo en plural porque se trataba de un grupo de estudiantes con una enorme conciencia de compartir algo que se había desarrollado en las aulas de la universidad, y me estaban incluyendo, a pesar de las diferencias de edad y cargo.
Las estudiantes habían preparado en mis clases un dossier sobre lugares de Berlín en los que se actualiza un pasado doloroso (espacios de memoria). También después de ver esa película de Coixet „Ayer no termina nunca“, sintieron la necesidad de intercambiar impresiones y nos fuimos a tomar algo a un bar cercano a la Potsdamer Platz.
Hoy he sabido que Kim está en Amsterdam haciendo un Master en Estudios Urbanos, que sigue intentando integrar lenguas y literarura en sus trabajos y me cuenta que pronto viajará a México para trabajar. De ella es el texto que empiezo hoy a transcribir. El escrito, como aquel otro que publiqué de Antje sobre las Stolpersteine, responde a unas normas dadas en mis clases: se trata de un ejercicio de redacción.
Gracias, Kim, y que te vaya muy bien, en Amsterdam, en México y …..
ESPEJOS
Un sendero, más de 200 ejecuciones,
104 espejos
Al lado de una gran plataforma, la Waldbühne, donde han cantado Luciano Pavarotti, los Rolling Stones y muchos otros, hay un sendero por un pequeño bosque. El camino puede usarse para llegar a la Waldbühne o al Glockenturm, un lugar donde fueron asesinados más de 200 soldados acusados de deserción o de haberse opuesto a órdenes (Kriegsdienstverweigerung, Desertion/Fahnenflucht und Wehrkraftzersetzung) durante la Segunda Guerra Mundial.
En este espacio hoy en día se encuentra un lugar de memoria diseñado por Patricia Pisani:
104 espejos de tráfico a lo largo del camino, 15 de ellos con una cita sobre los asesinatos durante la Segunda Guerra Mundial y su contexto.
La idea de los espejos es de crear un sentimiento de que algo amenazante, inesperado, puede estar donde no se espera, algo peligroso puede acechar. Los espejos ofrecen una vista hacia el pasado y hacia el futuro porque le proporcionan al espectador una visión de lo que no podría ver sin ellos. Por otro lado los espejos también significan que lo que se puede ver también puede reflejar al espectador. En este sentido debe indicar algo del sentimiento que también los nazis querían darles a los militares que mandaban ver las ejecuciones de sus compañeros.
(Continuará)