Seguimos comentando hoy, de los cuentos de la colección „Vivir en tiempos difíciles„, el que lleva por título SANTALLA EL ESCAPADO, cuyo resumen ya apareció en estas Letras en Danza.
La violencia sufrida por los personajes centrales de Santalla el escapado de Pilar Cibreiro y Un ruido extraño de Juan Eduardo Zúñiga – es el tema común de ambos cuentos: una violencia que tiene lugar en contextos de represión y guerra. En Santalla el escapado, el protagonista, que da nombre al título, vive como una alimaña, escondido de la justicia en un lugar del monte, en Galicia, pues durante la última fase del gobierno de la II República había cometido robos y asaltos a casas de labranza ricas, donde abundaba la comida y bebida. Del grupo de jóvenes con los que había llevado a cabo estos actos violentos, Santalla es el único que no se ha entregado a la justicia y, además, no se arrepiente de sus actos.
En el cuento Un ruido extraño un emboscao -una persona que anda huyendo o está escondida para no participar en la guerra -, es perseguido por un oficial de Brigada en una casa abandonada donde ambos acaban siendo víctimas del ataque de cientos de ratas que les dejan el cuerpo ensangrentado.
Si bien los espacios donde transcurren las dos narraciones son diferentes – uno rural y el otro urbano-, en ambas historias hay alguien que se refugia (cueva/casa) y el ambiente que se respira es de represión, opresión o abandono.
Silencios que matan
El conflicto en el relato de Pilar Cibreiro se cristaliza entre Santalla, que se esconde, y quien le busca: un sargento de la Guardia Civil que desea atraparlo a toda costa. Los personajes son caracterizados en el texto bien por su personalidad y temperamento o por sus actos: Santalla es una persona ociosa, violenta, obstinada, que no siente remordimientos y solo piensa en sí misma; vive como un animal salvaje escondido en el monte y baja cada dos o tres días a buscar la comida que su hermana le deja en un lugar convenido.
Cedeira, cuya actuación es todo lo contrario a ejemplar, es también violento y obstinado: al no dar con Santalla ni querer introducirse en las zonas más inaccesibles del monte para buscarlo, decide ir sobre seguro y torturar a las mujeres (hermana y madre de Santalla) hasta que estas mueren. Con estas muertes se da por satisfecho.
Las mujeres son silenciosas pero tenaces, hasta el punto de morir sin revelar el escondite. Los vecinos de la comarca se mantienen en vilo, vigilan atentos encerrados en sus casas cuando tienen lugar las vejaciones y torturas a las mujeres, pero permanecen pasivos y atemorizados.
Todas las decisiones y acciones que realizan los personajes tienen consecuencias violentas.
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