Un día, por estas fechas, llegó a casa de algún modo inexplicable un jamón. Su presencia produjo en la familia un choque emocional indescriptible.
Así da comienzo el Cuento de Navidad de Juan José Millás, que la profesora Beatriz Moriano, de la Universidade Nova de Lisboa nos presentó el 13 de junio pasado en las aulas de la Freie Universität y que usted puede disfrutar -escuchándolo- cliqueando aquí.
Pues bien, después de una animada discusión entre estudiantes de Filología Hispánica y la profesora Beatriz Moriano sobre el valor fundamental o fundamentalista del jamón como producto gastronómico estrella, nos saltamos a la torera los naturales recelos y las acerbas, incisivas y rigurosas protestas de una estudiante vegetariana, y se dio paso a la actividad creativa propuesta por Beatriz, a saber: reescribir (inventar) el cuento ofreciendo una nueva visión al cambiar la perspectiva de narración.
Ofrecemos aquí un buen ejemplo de la pericia, imaginación y buen hacer de los estudiantes de la FU. En este caso escribe (inventa) Tim:
Pensamientos de un jamón pudriéndose
Ahora cuelgo aquí. Del techo. La etapa en la vida de un jamón de pata negra en la cual tiene que madurar es la más aburrida, pura espera, paciencia, nada de interactuar, pero mi situación ahora aún es peor.
Ya llevo mucho tiempo colgando, he madurado lo suficiente como para llamarme un verdadero jamón de pata negra, hasta ya me considero un jamón anciano y empiezo a sentir los estragos del tiempo en mi carne propia, sin embargo lo máximo que hicieron hasta ahora fue bajarme una única vez de mi cadena que me ata al techo para presentarme con mucho orgullo ante algunas personas que no parecen pertenecer a la familia que me posee. Y para después subirme de nuevo al techo. ¡¿Qué carajo?!
¿Es que no saben cuál es el único motivo que justifica la existencia de un jamón de pata negra?
El de ser consumido, comido, metido por la boca, tragado, para ofrecerles a sus consumidores su gran sabor incopiable que ya le ha gustado a tanta gente.
Después de todo, los únicos que parecen haber entendido mi valor en este mundo son los niños. Siento sus miradas ansiosas, su voluntad por comerme y saborear mi carne jugosa y, a fin de cuentas, por salvarme de mi deber terrestre de ofrecerles mi gran sabor a los seres humanos.
Pero sigo colgado aquí. Creo que la autoridad sobre la decisión de cuando comerme no está en las manos de los que la merecerían, sino en las de una entidad malvada que impide, con éxito, a los demás consumirme y eximirme de mi obligación. En el fondo, ella, como es tan malvada, pretende dejarme pudrir hasta que yo deje de ser un símbolo de buen gusto, prosperidad y fecundidad, y me haya convertido en un trozo corrompido que sirve para demostrar el poder de esta entidad maligna.
Ya percibo las moscas a las que sirvo de semillero para sus huevecillos. No falta mucho para que la entidad malvada pueda considerar su objetivo como cumplido….
Tim Slawisch, estudiante de Filología Hispánica en la Freie Universität Berlin
Aufbaumodul III-Beltrán Kurs Nr.54528. Fecha de entrega: 13.06.2016