El escritor Mario Pérez Antolín nos ha permitido publicar en estas LETRAS EN DANZA su microrrelato titulado Al final del camino. Se trata de un texto de ficción muy breve (79 palabras) que abarca continentes en el contexto de una tragedia coral actual, dolorosa.
Elegí este texto para practicar en mis clases de lengua española lo que llamo “la visualización del iceberg”. Esta consiste en imaginar -o dibujar- un iceberg y colocar en la parte superior visible el propio texto junto con la autoría y publicación, es decir, los datos externos, lo visible:
Al final del camino
Mi madre nunca me soltaba dentro de la barca. Ahora, esta mujer con una cruz roja en el chaleco también me abraza como si fuera su hijo. Reparten mantas y no pegan. Yo quiero volver a casa para jugar con mis primos. Tengo miedo del mar porque se enfada sin motivo. Mi madre decía que nos esperaban cosas buenas al final del camino. Ojalá. De momento, la tristeza, el hambre y el frío continúan conmigo.
Autor: Mario Pérez Antolín
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En la parte sumergida del iceberg (en el dibujo) colocamos los elementos que cada estudiante de lengua extranjera debería conocer para sumergirse en esos universos creados con palabras que son los microrrelatos.
A veces basta explicar poco para avanzar con pasos gigantescos en la comprensión: En este caso ocurrió con la palabra chaleco. La banalidad de esta prenda de vestir, sin mangas, que cubre el cuerpo hasta la cintura, en combinación con las 3 palabras anteriores “una cruz roja” actualizan en el acto de (comprensión de) lectura toda la acumulación de imágenes que los medios de comunicación nos transmiten y percibimos en el formato rectangular de pantallas: la tragedia continua (y que continúa) en las aguas del Meditarráneo, ese mar nuestro y de los otros, cuyos vientos y cambios de humor resultan imprevisibles y trágicos.
Expliqué en nuestra videoconferencia (vivimos épocas “coronadas”) el sustantivo chaleco y aproveché para añadir la explicación de la palabra compuesta salvavidas, ya que podría sernos útil después para el comentario. El resto del material lingüístico con el que está compuesto este texto es asequible para que estudiantes de nivel B1-B2 entiendan lo que leen sin más recursos de apoyo.
Léxico: Se conocen ya sustantivos y verbos como madre, hijo, primo, mantas, jugar (isotopía familia); camino, (no) soltar, barca, mar, chaleco, cruz roja, abrazar, mantas, (no) pegar, miedo, tristeza, hambre, frío (isotopía naufragio/rescate). El único adjetivo -más allá del color en cruz roja- utilizado en todo este texto es “buenas”, referido a “cosas”: la imprecisión raya aquí en la abstracción y da rienda suelta a la imaginación para preguntar sobre a qué se refería la madre con “cosas” y qué podría considerar ella que eran “buenas”, si quisiéramos recurrir a ejercicios típicos de algunas clases de lengua.
Dicotomías: Desde una primera lectura también saltan a la vista varios contrastes:
La mujer no es la madre;
no soltar no implica abrazar;
no pegar remite a la experiencia implícita de pegar;
la acción jugar con mis primos ignora tristeza, hambre y frío.
La inmediatez en la comprensión de este texto -lo que transmite en una primera lectura- radica en el uso de presentes carentes de acción; no pasa aparentemente nada: El universo es una imagen congelada del interior vital de un niño que añora sus juegos cotidianos de un pasado y que siente frío, miedo, hambre y tristeza.
Tampoco ocurrió nada -que se sepa por esta lectura- en el pasado: la ausencia de la madre en el presente, transformada funcionalmente en esa mujer de la Cruz Roja que abraza al niño rescatado, hace suponer un desastre: un naufragio, una(s) pérdida(s). ¿Dónde está ahora esa madre que nunca soltaba a su hijo? ¿Lo tuvo que soltar en algún momento de fuerza mayor? No se sabe. Para quien lee y (sobre-) entiende queda el temblor de la evidencia, por acumulación de información mediática. Esa parte sumergida del iceberg que nos mantiene a flote de lectura. Lectura de ficción, por supuesto. Las otras, las que se refieren explícitamente a esos seres humanos “candidatos no deseados”, las leemos cliqueando esta palabra: migraciones.
Para mí, el verdadero regalo en la lectura de este breve texto de ficción está encerrado en una contracción: “Al”. El título reza “Al final del camino”, un lugar inexistente, pues NO es “El final del camino”. Las cosas buenas prometidas por la madre se difuminan en un ojalá, leve como la pluma de un ave que no consigue caer por su propio peso. El camino no lleva a ninguna parte. La odisea (Irrfahrt) de estas personas, abrazadas en el mejor de los casos, no contempla la llegada a ninguna Ítaca. Las Penélopes están de viaje en otras órbitas u ocupadas con famosos pretendientes. Los Orbans desalojan centros de acogida. El regalo de esta pequeña joya de texto de ficción es el temblor que produce la empatía con un niño que solo quiere jugar.
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Am 24. Mai 2020 um 11:26 Uhr
Excelente explicación.