El calor del estío en estas últimas semanas nos invita a centrar nuestra atención en un elemento, el agua, y una necesidad, la sed. Descubrimos con asombro varios pasajes literarios donde el agua adquiere vida propia y la sed desata la imaginación. Ilustramos las citas literarias con hermosas fotos de Karsten Wittenbecher en las que el agua viste a la planta sin ocultar nada de su cuerpo. Así dejamos estas LETRAS EN DANZA en quietud, contemplación y reposo hasta el otoño.
Me paso mucho tiempo mirando el agua, y no sé qué es
Esta es la cita de Santa Teresa que encabeza el libro de poemas de Antonio Carvajal titulado MIRADAS SOBRE EL AGUA (Ediciones Hiperión, Madrid, 1993).
La sed no se pregunta por el ser del agua. Necesita ser calmada, colmada y provoca estas imágenes:
Y en la sed se le aparece el agua en todas sus imágenes: agua de hontaneda delgada y virgen; agua despedazada por los berrocales; agua de rambla, con guijas tibias de sol y adelfos rojos; agua celeste de albercón; agua de pozo, que siempre está esperando nuestra mirada; agua de surtidor, que sube soltándose entera en cada gota [… ]; agua hacendosa de molino; agua que se aprieta en los alcorques; agua de lluvia; agua de la peña a la boca como una miel mordida en la bresca…
Gabriel Miró, Años y leguas[1928], Libro RTV 69, Madrid 1970, pág 90.
………..
En la página 18 del libro de Antonio Carvajal citado al comienzo de esta entrada del estío berlinés, el poeta enlaza estas palabras – evocando versos de Heine sobre el río Genil – en los tercetos finales del soneto:
……………
Das Herz hat seine Liebe. ¡Qué ironía
tener el alma demudada y fría,
evocar un poema en otra lengua
y ver que el agua por su cauce sigue
y que caudal tan alto lo consigue
porque la nieve de los montes mengua!
………….
Y así dialoga el señor Ahmed con Juan de Yepes en el capítulo “La noria de Mancera” de la novela de José Jiménez Lozano, El mudejarillo (Ed. Confluencias, 2019, p. 217):
……………
— El agua, ¿eh? – dijo el señor Ahmed.
– El agua – dijo Juan.
– El agua es así de esquiva y absoluta y, como diga que no sube, no sube. Hay que entenderla – explicó el señor Ahmed.
…………
Con estas palabras del señor Ahmed, personaje ficticio pero cercano por su sabiduría, sencillez y buen hacer, nos despedimos hasta el otoño.
María Jesús Beltrán
Freie Universität Berlin
Institut für Romanische Philologie
Tags: MÁS QUE PALABRAS