Ha comenzado un nuevo semestre bajo la égida de lo virtual (lat. virtus > valor, coraje) en época de pandemia: Las clases universitarias tienen lugar en línea. Disponemos de cierta experiencia gracias al alborotado periodo lectivo anterior (Sommersemester 2020) y hemos podido prepararnos haciéndonos no solo una composición de lugar: hemos pasado los meses del verano y principio del otoño organizando contenidos y bregando con los recursos técnicos.
Doy pues la bienvenida desde estas LETRAS EN DANZA, ahora en el Wintersemester 20-21, tanto a estudiantes como a personas interesadas en Lengua, Literatura, Lingüística, Landeskunde del mundo hispanohablante, en Alemania y más allá, por todos los costados.
El impulso para escribir esta entrada surgió hace poco en clase con un grupo de nivel B2 de lengua española. Era el primer día, una sesión de presentación, de apertura. En la hora corta que nos quedaba para entrar en acción, indiqué a mis estudiantes dónde encontraban un microcorto y puse a su disposición las pautas a seguir para organizar, después de verlo, una charla alrededor de esta estupenda nano obra. Cuando volvimos a conectarnos la motivación para conversar, participar y expresarse vino dada en bandeja.
Lo que acababan de ver se titula Los gritones (2010) y lo pueden disfrutar cliqueando aquí. Es un micrometraje de Roberto Pérez Toledo que impacta; y no solo eso, también motiva. Utilizo esta obra, una chispa gigantesca, para explicar, entre otros temas, las unidades de acción, espacio y tiempo en una obra de arte de discurso cronológico.
¿Qué es lo que ocurre en poco más de un minuto?
Lo que había de amistad entre dos personas se transforma en conflicto, cuando una de ellas se atreve a traspasar la cuerda floja e invisible que separa una relación amistosa de la amorosa.
Y cae en el vacío
En la declaración a otra persona, es decir, al revelar de forma verbal o simbólica un sentimiento amoroso por primera vez, las reacciones pueden ser múltiples, variadas y con frecuencia desbaratan tanto el presente como el futuro. En el caso de Los gritones, la revelación tiene lugar en un espacio abierto urbano, inhóspito y gris; en un intercambio algo extravagante: la comunicación verbal entre las dos personas implicadas se desarrolla gritando.
Disponemos de un sabroso ensayo de Pedro Álvarez Olañeta publicado con el título CÓMO, CUÁNDO Y DÓNDE (NO) DECIR TE QUIERO Los gritones (Roberto Pérez Toledo, 2010) en El cortometraje español (2000-2015): tendencias y ejemplos. Ralf Junkerjürgen, Annette Scholz, Pedro Álvarez Olañeta (eds.). Madrid: Iberoamericana; Frankfurt: Vervuert, 2016, pp. 175-187. Es ahí, en la página 186, donde se transcriben palabras del propio Roberto Pérez Toledo que me han inspirado y que les cito a continuación:
… ocurrió la magia, porque todo salió inusualmente bien. Recuerdo que hicieron falta muy pocas tomas. Ruth y Fran captaron la idea y su tempo a la perfección. Apenas tuve que marcar algunas miradas, algunas pausas… Grabamos los planos necesarios en una hora y poco. Y nos fuimos a merendar. …
Silencio, suspens(e)o
“Marcar algunas miradas, algunas pausas”. Eso es precisamente lo que me interesa destacar en el final de esta obra: el silencio y su contexto. Y ponerle palabras que nunca acabarán de abarcarlo ni explicarlo.
Recapitulemos: Al principio, es ella quien lleva la iniciativa, él duda y pregunta “¿Qué?”, pero en seguida le sigue el juego, eso sí, con un primer grito algo retenido. A continuación, se desarrolla un intercambio de miradas y gestos risueños. El momento central de la declaración culmina, sin embargo, en el silencio. Serán uno o dos o tres segundos -contrólenlos-, pero ahí se acumula y paraliza al mismo tiempo la tensión.
Todo queda suspenso, se detiene.
Los mundos interiores se abren
Existe un verbo en alemán que recoge esa imagen, esa mirada, esa detención. Se trata de innehalten, un compuesto de “innen” (dentro) y “halten” (retener, parar) que viene a ser en su traducción lo que diríamos con “detenerse”, “quedar en suspenso”. Y mirar hacia dentro, claro. Dónde si no está la verdad.
Algunas estudiantes en esa primera clase comentaron que la chica en el momento de “innehalten” expresaba miedo, inseguridad, timidez. Les comuniqué mi total desacuerdo. Por una sencilla razón: el esbozo de personalidad de la mujer en esta micro obra presenta precisamente lo contrario, es ella quien propone el juego. Más bien, esa pausa, esa detención habría que entenderla diciendo que ella se queda sorprendida e implicada. Se permite uno o dos segundos para salir del embrollo y lo hace gritando.
Este último grito no es lúdico, en absoluto. Ahora sí que adquiere sentido propio: descarga de estrés, rabia, enojo.
O quién sabe qué
María Jesús Beltrán, Freie Universität Berlin
Anotación: Agradezco a Roberto Pérez Toledo su permiso para reproducir las dos imágenes. Desde un Berlín semi confinado hasta un Madrid raro.
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