Un momento especial en la vida de Laura Restrepo debió de ser el que ella vivió frente a la vitrina en la cual se exponen los restos humanos de la bautizada Lucy, los 52 huesos más antiguos y coherentes de mujer que se hayan encontrado hasta la actualidad. En ese espacio Aleph, – diríamos con Borges -, LAURA se encuentra en un museo y observa, reflexiona, pregunta.
Tiempo después escribe un texto que publican hace unos días Los Danieles inaugurando así su colaboración en ese medio colombiano, lo cual provoca cientos de enhorabuenas y felicitaciones en las redes sociales: buena señal. Eco merecido.
Antes de continuar en estas Letras en Danza, leamos su extraordinario LUCY PRIMERÍSIMA CHICA. El texto se encuentra cliqueando aquí:
Yo aquí fuera y ahí dentro tú
Cuando acabé de leer LUCY PRIMERÍSIMA CHICA de LAURA RESTREPO, que me había mandado Erick Orlando Rey Salazar, estudiante colombiano-alemán de Hispánicas e Historia, lo primero que sentí es que ahí había una oración, un rezo. Esta primerísima impresión se fue consolidando según iba leyéndolo una y otra vez. Aquí les dejo mis reflexiones.
La vitrina ante la cual Laura se inclina en Adís Abeba se convierte en altar. La observación y sus reflexiones la abstraen del entorno, pero no la aíslan, pues ella sigue percibiendo las piezas del gran puzzle que formamos las mujeres en todo el mundo: somos el río desbordado. Un rompecabezas de miles de piezas que la escritora colombiana ha ido recogiendo en su larga experiencia de activista-militante de la vida y nos va presentando aquí como en una letanía pagana y gentil.
Laura saca a la luz a Barakat, adolescente embarazada y agonizante, que se expresa en la lengua original que todas conocemos ay ay ay. Se la presenta a Lucy y a quienes leemos cautivadas, ¿conjuradas? y escuchamos. Su todo el mujerío del mundo tiene nombre: Ahí están las Elianas, violadas antes y después de cruzar su puente diario, Elianas que también están en La madre de todas las cuestiones, de Rebecca Solnit, un gran libro-aullido. Ahí están Fátima y Huna, sobre-vivientes, haciendo el duelo de las personas perdidas, los cadáveres que trastocan el trabajo de pescadores en el Egeo.
Los 52 huesos del esqueleto son copia del original que se conserva al resguardo, en una zona de seguridad del museo por su inmensurable valor. Laura desgrana su letanía ante una copia, como es natural hacerlo en cualquier lugar sagrado de oración. Todo es copia. Lo que vale es la experiencia y la palabra: buscar con ellas y a partir de ellas una vida más amable donde poder coexistir en paz.
Paz (Friede) es también el nombre que el arqueólogo le puso a los huesecillos de ese ser minúsculo, Selan, que menciona Laura y acompañan, complementan, los restos expuestos de Lucy en Adís Abeba. La oración de Laura Restrepo abarca a toda la humanidad, aunque en el rosario de nombres que ella saca a colación, los hombres, ellos, están representados solo en grupos: no menciona ni a uno solo en singular. Y ¿qué grupos aparecen? Pescadores, sí, aquellos que encuentran cadáveres. Pero también policías y guerrilleros. ¿Hay alguien más por ahí? ¿A qué se debe esa ausencia?
En la charla que mantienen con Laura los periodistas de Los Danieles, Daniel Samper Pizano, emocionado y desbordado, le comenta a ella en la videoconferencia interoceánica, que ese texto es inclasificable (minuto 2+), columna crónica, excelente, una especie de exploración de un género distinto … nunca había leído algo así. …mezcla diversos géneros, diversos recursos …
En efecto, el texto de Laura es como aquello que representa Lucy desde su sueño eterno: el primer híbrido entre monito y mujer (en palabras de la autora, minuto 4:35).
COLUMNA PLEGARIA
Laura Restrepo, además de apelar a ese gran público atento que la celebra, inaugura en Los Danieles un género híbrido entre columna y plegaria: oración de resistencia y compromiso. Al mismo tiempo, esta primicia de texto híbrido es una llamada de atención sobre la fea vaina que se nos está yendo de las manos.
María Jesús Beltrán,
Freie Universität Berlin
ANOTACIÓN: Una vez más ha colaborado Clara Lum en este blog para ilustrar la entrada de hoy. Gracias, Clara. Y estas son sus palabras:
He buscado unir esa idea de pasado y futuro, el cráneo reconstruido de Lucy, llorando por el futuro que hoy se nos ofrece, el simbolismo del agua como fuente de vida y unión entre todo ser humano. La simbología del origen y el fin como seres mortales y las manos que ofrecen la posibilidad de beber de esa fuente necesaria para sobrevivir junto al apoyo que solo otro ser humano puede darte.
Clara Lum