PASIÓN POR LOS LIBROS
La librería La Rayuela ya es conocida entre nuestros lectores de Letras en Danza. En esta ocasión hemos podido entrevistar a su propietaria, Margarita Ruby, que nos ha contado más cosas acerca de la librería y de las actividades que allí se llevan a cabo. Su pasión por los libros se trasluce en cada respuesta y en el entusiasmo que logra transmitir cuando habla de ellos. Su trabajo como librera lo combina con el de madre de dos niños, a los que intenta transmitirles su misma pasión. Margarita se encarga de presentar las actividades culturales que organiza la librería y que han convertido Südstern 2 en punto de encuentro imprescindible de la lectura y de la cultura hispana en Berlín. Suena jazz de fondo, el ajetreo propio del café y el telefonillo de la escuela de idiomas con los que comparte espacio mientras hacemos esta entrevista.
¿Qué es La Rayuela y qué hacen allí?
LD: La Rayuela, si no me equivoco, es la primera librería hispana en Berlín
M: Sí, pero hubo durante muchos años una librería románica, la llevaba un uruguayo y allí tenían muchos libros en castellano. O sea, que no soy la primera, lo que pasa es que cerró poco después de abrir yo la mía…
LD: … y el local actual no es el único espacio que ha tenido la librería desde que se creó.
M: No, este es el cuarto local y espero que el definitivo porque mudarse con libros no es lo más bonito ni tampoco es bueno para un negocio tener que cambiar de local. La situación de locales ha cambiado mucho en Berlín en los últimos años y eso lo he notado yo también.
LD: ¿De dónde surge la idea de montar una librería de español en Berlín y cómo te las apañabas por entonces?
M: Por un lado, siempre me ha gustado leer, ya desde pequeña. De hecho volvía de la biblioteca cada semana cargada de libros. En casa de mis padres siempre hemos leído mucho. Yo diría que a partir de los diecisiete solo leía en castellano. Por otro lado, estudié Hispánicas. Trabajé en la recepción del Instituto Cervantes de Berlín. Allí nos preguntaban dónde se podían comprar libros en español y eso me decidió a montar el negocio.
LD: Hoy, La Rayuela forma parte de un proyecto común integrado por MAR Sprachschule, el Café Estrellas del Sur y la propia librería. ¿Puedes contarnos más acerca de este proyecto, cómo surgió la idea y cómo se materializó?
M: La idea de combinar la librería con un café existió desde un principio, pero yo no me atrevía a llevar las dos cosas paralelas. Cuando estaba en el tercer local, que era una habitación subalquilada donde había que tocar el timbre para entrar, conocí a Marta de la escuela de idiomas y se nos ocurrió la idea de buscar juntas un local.
LD: Actualmente, la librería tiene sus dependencias en Südstern 2, donde comparte espacio con la escuela de idiomas MAR y con el café Estrellas del Sur. Entre sus paredes pasas muchas horas de tu vida. ¿Cómo es el espacio que habitas? ¿Cómo lo percibes tú desde dentro?
M: Creo que es un espacio acogedor. Me gustan mucho los techos altos y los dos arcos. Es un espacio que comunica diferentes espacios entre sí. Hay rincones más recogidos y a la vez es un sitio abierto.
Margarita
LD: ¿Cuándo llegaste a Berlín y a qué te dedicabas antes de ejercer tu actual profesión?
M: Llegué a Berlín hace más o menos quince años como estudiante. De hecho siempre quise vivir en Berlín. Lo supe desde la primera vez que estuve aquí. Pero cuando empecé la carrera pensé que si venía a Berlín no iba a estudiar [risas], y de hecho eso fue lo que me pasó [ríe]. Hay tantísimas cosas que hacer aquí en Berlín que me demoré bastante. Estudié y al mismo tiempo también estuve trabajando.
LD: Tu profesión de librera, ¿es cómo te la imaginabas o presenta más dificultades de lo que esperabas? ¿Cuáles son?
M: Es muy difícil imaginarse una profesión cuando no la has ejercido nunca. Las mayores preocupaciones al principio eran entender el ámbito de la contabilidad y cómo tener en orden ese tipo de papeles. El vender libros no lo veía nunca como un tema tan difícil y tampoco me supuso nunca un problema. Quizás no me imaginaba que sería tan difícil conseguir clientes o que se conviertieran en habituales. Quizás lo más difícil es encontrar clientes no individuales, es decir: bibliotecas, empresas, clientes un poco más grandes que pueden ayudar bastante a llegar a fin de mes.
LD: ¿Al final te compensa? ¿Has cumplido un sueño? ¿Qué es lo que más te satisface de tu trabajo?
M: Depende mucho desde qué punto de vista se mire. Económicamente no me compensa. No veo recompensada de forma justa mi trabajo. En otros sentidos sí que me compensa. Es un lugar que para mí es importante como punto de encuentro, como espacio cultural y político hasta cierto punto, porque me parece que la cultura es parte de la política. Me veo recompensada por el feedback de la gente, que me dice que se siente como en casa, que están agradecidos porque exista el lugar, porque vienen a las actividades y salen contentos. También por los muchos encuentros que he tenido aquí con autores, lectores y amigos.
LD: ¿Cómo es un día normal en tu vida?
M: Pues depende de si estoy o no con mis hijos [se ríe], de si me levanto más o menos tranquila y descansada. Siempre empiezo el día con un café con leche. Si están mis hijos, primero los llevo a sus respectivos colegios, y si no me vengo directamente al trabajo y me pongo a mirar lo que había del día anterior o del fin de semana. Leo los correos electrónicos y los contesto. Luego, a veces me llegan cajas de libros y me pongo a sacar las novedades y a avisar a los clientes que han pedido los libros. Contesto al teléfono y si hay suerte vendo algún libro. Hablo con la gente que entra, me tomo un segundo café y desayuno algo. Entre semana suelo estar solo hasta las dos o las tres porque luego voy a recoger a mis hijos, salvo algún día que trabajo a jornada completa. La librería cierra a las siete, pero si hay alguna actividad cultural me quedo hasta más tarde. Luego, me voy a casa, cocino algo y después me pongo a leer porque en algún momento del día también hay que leer, y eso es algo que no hago aquí. Si no, quedo con alguien o voy al cine.
LD: ¿Tienes muchos libros en casa? ¿Has contado cuántos?
M: Supongo que serán quinientos. La verdad es que desde que tengo la librería me compro muy pocos libros porque los tengo aquí. Desde entonces el número no ha aumentado mucho.
LD: Y cuando llegas a tu puesto de trabajo más y más libros. Estos han pasado a formar parte de tu vida como un destino indisociable de ella. ¿Cómo asumes este hecho: que ese objeto tenga al mismo tiempo esa presencia tan importante en ambas esferas de tu vida?
M: Bueno, eso siempre ha sido así. Ya de niña me levantaba los fines de semana a las seis o siete de la mañana antes que nadie, me cogía una manzana y me volvía a meter en la cama a leer. Por la noche solíamos leer en familia. Mis padres nos leían libros enteros: Momo, La Historia Interminable, libros de aventuras o novelas históricas. Siempre he estado rodeada de libros, así que para mí no es una novedad tenerlos en casa. Quizá la novedad es tenerlos en el trabajo, pero ya son casi diez años, así que me he terminado acostumbrando.
Libros y lecturas
LD: ¿Qué tipo de libros se pueden encontrar en tu librería?
M: Mayoritariamente ficción de autores hispanoamericanos, pero también libros infantiles. Esta sección es la que más ha crecido. Cuando abrí la librería con una socia ni ella ni yo teníamos niños y no veíamos la importancia que ello podía tener. Ahora es un público muy importante porque incluso la gente que no lee quiere que sus hijos lean o regala algún libro cuando nace algún niño.
LD: Cortázar tiene una presencia importante en la librería, de hecho su nombre se lo debe al título de su principal novela. ¿A qué se debe que este autor tenga reservado un lugar tan destacado?
M: Corrijo un poquito porque el nombre sí que hace referencia al título de la novela, pero también al juego de la rayuela, y a través de ese nombre a la diversidad de lo castellano, porque cada región llama al juego de otra forma. Eso nos parecía muy curioso y conseguimos juntar por lo menos treinta nombres diferentes del juego, por ejemplo: tejo, tiza o avión. Ese aspecto tan elemental, que se pueda jugar con una tiza en cualquier sitio y el hecho de que refleje las variedades del castellano, junto a la referencia literaria muy clara a Cortázar, hizo que nos pareciera un buen nombre.
En cuanto a Cortázar, lo que más me gusta de él son sus cuentos y su forma de enfocar la literatura como algo para experimentar los límites a los que se puede llegar con las palabras.
LD: ¿Cuántos títulos suyos hay disponibles en este momento?
M: [Después de un recuento de varios minutos y de abrir varias cajas] ¡Cuarenta y tres!
LD: Tu profesión te obliga a estar al tanto de las novedades literarias. Como lectora, ¿cómo valoras lo que se publica hoy en día? ¿Hay muchas novedades que te siguen sorprendiendo favorablemente?
M: A decir verdad no hay muchas novedades que me sorprendan favorablemente. La mayoría de las buenas sorpresas son de amigos o de clientes que nos recomiendan algún libro. También de alguna lectura que nos proponen hacer en nuestro espacio. No sería posible saber todo lo que se publica en castellano porque es demasiado. De hecho, las listas de best-sellers no nos sirven para nada porque no es lo que la gente compra aquí. Si sale algún libro de Vargas Llosa o de Javier Marías está claro que lo voy a tener porque le interesa a la gente. También intento tener otros libros de autores no tan conocidos.
LD: ¿Qué puedes recomendar de lo último que ha caído en tus manos a los lectores de Letras en Danza?
M: Me ha gustado bastante la última novela de Muñoz Molina como reflexión sobre el oficio de escritor. Me gustó mucho por sus referencias a „Invierno en Lisboa“, una de sus primeras novelas con las que tuvo éxito y que he releído varias veces porque también como él soy una apasionada del jazz.
LD: ¿Cuáles fueron los títulos más solicitados el año pasado? ¿Qué es lo más raro que te han pedido como librera?
M: El autor que más vendimos el año pasado fue Eduardo Halfon porque lo hemos estado recomendando mucho. También vendimos mucho Bioy Casares y Bolaño, este último es uno de los más solicitados desde que abrí la librería.
Una vez me pidieron un „Curso de Milagros“. Me acuerdo porque era un libro carísimo y porque habíamos anotado mal el teléfono de la cliente. El libro estuvo aquí dos meses y ya pensaba que me lo iba a tener que tragar. Finalmente, recibimos milagrosamente [risas] una llamada de la persona que lo había encargado que vino a recogerlo.
LD: Una parte importante de tu trabajo te obliga a preparar las presentaciones de libros que tienen lugar allí. Como presentadora, ¿cómo te preparas, cuánto tiempo le dedicas y cómo lo afrontas cuando los libros no te entusiasman tanto a ti personalmente, sino que lo haces porque puede interesar al público de la Rayuela?
M: Intento no hacer presentaciones de libros que no me gustan. Ha habido algún caso, sobre todo por insistencia de los autores, en que fijábamos la fecha de la presentación antes de haber llegado siquiera el libro. Y cuando lo recibía y veía que no me gustaba ya era demasiado tarde. En ese caso, intento buscar algún tema que sea interesante tanto para mí como para el público en general. Depende mucho de los autores. Hay gente que tiene mucho ego y solo quiere tener un podio donde poder estar y eso no ayuda para nada. Otras veces te llevas una sorpresa agradable porque, aunque el libro no te haya convencido, la persona tiene mucho don de gentes y resulta interesante oírle explicar sus motivos para escribir el libro y lo que significa escribir estando rodeado de otro idioma que no es el suyo como les pasa aquí. A todos nos une el hablar castellano en Berlín y eso siempre se puede sacar como un denominador común. Pero la gran mayoría de las veces, las presentaciones son cosas que a mí me han gustado y entonces todo resulta mucho más fácil. Desde el momento en que hay entusiasmo también eso se lo contagias al público y me lo paso bien. Lo preparo leyéndomelo y no me cuesta nada hacer preguntas, tanto a nivel de texto como a nivel personal, porque soy una persona muy curiosa.
Perspectivas de futuro
LD: Actualmente, Berlín cuenta con una comunidad hispanohablante importante que va en aumento. Que yo sepa, hay ya dos librerías de español en la ciudad.¿En qué medida influye ese hecho en el concepto de la librería y si se nota que las nuevas generaciones tienen otros deseos?
M: La mayoría de la gente que llega huyendo de la crisis en España no tiene mucho dinero ni un trabajo estable aquí. Noto que viene otra gente, pero tampoco tanto. Se nota quizá en alguna presentación que viene gente más joven. En general, creo que sí ha cambiado la forma de acceder a la gente, lo de facebook es de hace tres o cuatro años. Es una labor diaria, pero sigue siendo importante el contacto por email y el hecho de hacer presentaciones de actividades culturales como punto de encuentro para que la gente se sienta a gusto y venga.
LD: El avance del libro digital e internet supone una revolución en la forma de leer a que estábamos acostumbrados con el libro en papel. ¿Te preocupa su avance? ¿Crees que podrán convivir los dos formatos a largo plazo?
M: Habla mucho la gente del avance del libro electrónico, pero yo en mi día a día no lo noto. Tampoco vendo libros electrónicos aquí. No es que crea que no tenga su derecho de existencia. No reniego de él, pero no es mi formato ni me ocupo de eso. Quizá es una visión simplista decir: “lo que no conozco, no existe“, pero sí creo que van a coexistir esos dos formatos. Me cuesta mucho imaginarme que no exista el libro en papel, de hecho también para los niños. Es muy importante el libro como objeto y no que tengan una pantalla desde bebés, aunque allí también se puedan hacer cosas importantes. El libro en papel aporta otras cosas que las pantallas no van a poder aportar: el olor, lo físico, el que te tengas que mover, que tenga un peso el objeto, el que la página se pueda romper, o sea, se pueda morder. Eso lo haces con un objeto real, no con el objeto que es soporte de algo. Algo que me asusta es que para justificarlo hablen de lo mucho que aprenden con ordenadores, ipods o lo que sea, porque los libros también son para aprender en el sentido de coger en mano el mundo y las historias. Para eso no necesito responder las preguntas que me haga una pantalla con voz desagradable. Lo importante está en escuchar la voz de otra persona que te está leyendo, el interactuar con ella o tú misma con el libro. Espero que eso se pueda mantener durante mucho tiempo.
LD: ¿Dónde te ves de aquí a diez años?
A veces me veo en la librería. Otras veces me veo vendiendo pasteles en alguna panadería, y otras veces en algún centro literario como empleada porque es muy agotador el hecho de ser autónoma, ser responsable de todo, ver cómo llegas a fin de mes, no tener vacaciones ni enfermedades pagadas y todo eso. Dependerá de las fuerzas y de cómo siga desarrollándose todo el donde estaré en diez años.
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Am 28. Juni 2015 um 18:03 Uhr
Hola Luis Aarón,
La librería andenbuch creada en 1984 ha sido la primera librería latinoamericana y española en Berlín; con una historia y una tradición latinoamericana muy genuina, incluyó más tarde todas las lenguas románicas y también, por supuesto alemán. Si bien tuvo que cerrar su espacio físico nunca dejó de existir. Es extraño que la colega Ruby no hable de nuestra existencia siendo que muchas veces nos solicita títulos de Latinoamérica…
Actualmente estamos trabajando en nuestro catálogo online (aun no está completo); contamos con más de 4000 títulos y siempre van llegando nuevos. Lo invito a que visite nuestro sitio:
http://www.andenbuch.de
Saludos!
Teresa Cosci