CIERRE DE OPERACIÓN
Naces fuera del mapa y corres
año y medio, como un loco, sur-
cando la malaria y la guerrilla,
hasta un punto con nombre y
con historia. No eres el primero
que se arriesga. Tampoco eres el
último en llegar.
Por eso hay una valla y vigilancia.
Por eso, cara a cámara enfrenta-
dos, se afilan el alambre y el
ingenio.
Nos dice el reportero en las noti-
cias que un salto es la medida de
tu fe.
Y allí vas, soñador, por la pantalla,
con la tiza del hambre entre los
dientes, tratando de trazar tu cru-
cecita en la pizarra oscura del
progreso.
Itziar López Guil: Valores nominales.
Ediciones de la Discreta, Madrid, 2014.
Prólogo de Ana Merino.
Ilustraciones de Carlos López Cortezo
ABSCHLUSS DER MAßNAHME
Du wirst außerhalb der Landkarte geboren und
läufst anderthalb Jahre, wie ein Verrückter, durch
Malaria- und Kriegsgebiete,
bis zu einem Punkt mit Namen und
Geschichte. Du bist nicht der erste,
der das riskiert, und auch nicht der
letzte, der kommt.
Deshalb gibt es einen Zaun und Überwachung.
Deshalb schärfen sich mit dem Gesicht zur
Kamera der Stacheldraht und der
Geist.
In den Nachrichten sagt uns ein Re-
porter, dass ein Sprung das Maß
deines Glaubens ist.
Und da gehst du, Träumer, über den Bildschirm,
mit der Kreide des Hungers zwischen den
Zähnen und versuchst, dein Kreuzchen
auf der dunklen Tafel des
Fortschritts zu hinterlassen.
Traducción: Sebastian Neumeister
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El poema titulado “Cierre de operación”, de la catedrática de Literatura Española y poeta, Itzíar López Guil, publicado en el libro “Valores nominales” (Madrid, 2014), nos presenta a un ser humano en su intento desesperado de atravesar una línea divisoria vigilada y compuesta por una valla.
Esta sería, señoras y señores, estudiantes y demás público natural de este paraíso virtual, la forma más o menos adecuada de comenzar un análisis y comentario para la clase de español. De hecho, así lo hicieron mis estudiantes en semestres anteriores, aquí en la Freie Universität de Berlín, cuando todavía nos veíamos las caras sin mediar pantalla.
A mí – en principio – no me gusta empezar de esa forma tan fría, aunque admito que es cómodo y que estamos cumpliendo con algunas convenciones; acatamos reglas y normativas. Pero, qué les parece si hoy realizamos un experimento, algo atrevido por mi parte (volatinera circense sin focos) para ver si cabe establecer una ligera identificación con el “nos” del poema. Al fin y al cabo, es esa la apelación mayor -a mi entender- de estos versos. ¿Volvemos a leer el poema?
Sí. Resulta que la imagen de quien atraviesa la frontera o intenta saltar la valla la perciben en el universo del poema unos “nos”(+ otros) a través de una pantalla. Tal y como está ocurriendo en esta milésima de segundo en la que usted lee y se desespera porque no sabe adónde le llevan estas líneas o ya le están aburriendo. Scroll. Salto.
Imagine solo por unos instantes – y si dispone de la paciencia indispensable, después de una tercera lectura-, cómo le gustaría a usted empezar a hablar (o escribir) sobre este poema. O qué le dirían a una persona después de leerlo. ¿Me lo cuentan? Sin valla, solo pantalla. Utilice la función que este artefacto nos ofrece y se llama “Schreibe einen Kommentar – Escribe un comentario” – yo no soy un robot – etc.
A cambio, y en especial dedicado a estudiantes, les prometo sacar después una entrada con el análisis y comentario acostumbrado, que por lo demás, está ya listo en el cajón oculto del blog. Pero antes de acomodarnos en la rutina ¿con qué palabras se expresa usted refiriéndose a este poema?
¿Qué ventana abre al mundo?
María Jesús Beltrán Brotons
Tags: MÁS QUE PALABRAS, POESÍA, TRADUCCIONES
Am 27. Juni 2020 um 19:15 Uhr
El salto de valla me resulta inconcebible como experiencia. Uno es víctima, y por tanto la palabra se le presenta siempre puesta después del desastre; o uno es superviviente (incluso de lo que nunca le tocó vivir) y, por tanto, siempre habla de alguna manera de lo que viven otros. Los otros pueden ser los yoes ficcionales. Pienso que esos dos lados de la valla están siempre presentes porque todo instante puede ser el del peligro. Puede que no llegue, y nos quedemos a este lado de la valla. Puede que llegue y estemos al otro lado, sin saber muy bien cómo hemos saltado. Lo hicimos. Estamos ante otra valla. La del lenguaje y la de la vida, supongo.