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Violencia desatada (final): Un ruido extraño

Continuamos y completamos hoy el comentario del cuento  Un ruido extraño de Juan Eduardo Zúñiga. Las entradas anteriores sobre este y otros cuentos de la colección VIVIR EN TIEMPOS DIFÍCILES se encuentran cliqueando aquí.

Madrid -Argüelles- en los cuentos de Zúñiga

              En los cuentos de Zúñiga de las colecciones Largo noviembre de Madrid, La tierra será un paraíso y Capital de la gloria, muchos personajes viven o pasan por el barrio Argüelles –como es el caso en este cuento-. Fue un barrio bombardeado sistemáticamente durante el cerco de Madrid y cuya población fue evacuada.

           Desde el principio del cuento de Juan Eduardo Zúñiga Un ruido extraño, el escenario resulta fantasmagórico: A través del recorrido que el protagonista realiza y su narración en primera persona, se ve una ciudad semidestruida por las bombas (adoquines sueltos, fachadas destrozadas, montones de tierra, balcones desprendidos) y abandonada.

       En su paso por las calles el protagonista sin nombre, no solo ve lo que le rodea, sino que escucha. La realidad del universo de ficción representado en este cuento también se transmite por el sentido del oído: Abunda todo tipo de verbos y sustantivos relacionados con la acústica (oír, escuchar, ruido, grito, silencio, roce rímico, compás, etc.).

             El espacio oscuro y laberíntico, y la gran presencia de sonidos contribuyen a crear una atmósfera opresiva, que se hace asfixiante cuando da comienzo el intenso olor que sube del sótano. Este espacio inmundo está habitado e invadido por ratas y gatos.

        El encuentro es inusual, primero por el espacio donde tiene lugar, segundo porque la persona perseguida aparece como mujer-viejo-joven y no se sabrá nunca quién es, de hecho se dice de ella que parece un fantasma o un muerto (p. 58, l.9-10) sacado de la tumba. Finalmente, si el oficial es quien debería imponerse y dar órdenes, aquí se iguala al perseguidor en su función de víctima del ataque de los animales. Son las ratas las que gobiernan en la casa.

ELEMENTOS VISUALES

            Al ir leyendo esta historia da la impresión que el narrador va con una cámara. Imaginémonos que este cuento se lleva al cine, pues bien, en el rodaje de la película o cortometraje se enfocaría estos elementos de forma consecutiva.

1.- En la calle: Hay elementos que indican destrucción cuando dice que lleva cuidado de no tropezar en los adoquines sueltos; ve las fachadas destrozadas de los edificios; los balcones abiertos y las persianas rotas; una esquina del tejado hundido, en la fachada faltaban trozos de cornisa, montones de tierra, balcones desprendidos, marcos de ventana, crujientes cristales rotos, ladrillos, tejas y en el absoluto silencio del barrio, … casas desiertas.

2.- El jardín donde entra el narrador-protagonista está cubierto de hierbas, con dos árboles caídos, uno de ellos apoyado sobre la escalinata de piedra blanca que subía hasta una gran puerta, abierta y oscura.

Obsérvense (1.-) las parejas de sustantivos/adjetivos, procedentes estos últimos de participios verbales, hecho que remite a una acción: soltar, destrozar, abrir, romper, hundir, desprender. El único adjetivo calificativo en la enumeración subrayada es „desiertas“, conclusión de todas las acciones pasadas que expresaban movimientos violentos.

ELEMENTOS ACÚSTICOS

Música, sonidos, silencio

            Siguiendo con la propuesta de imaginar el rodaje de una película o cortometraje basado en este relato, habría que tener en cuenta los elementos sonoros que se destacan en el texto. Aparecen palabras y expresiones que aluden a percepciones auditivas: „barrio en silencio„. El narrador percibe un ruido que sale de un palacete; las botas producen un roce rítmico; ritmo de los pasos, el compás. Música de tambor, rumor imperceptible; el eco. Del jardín sale un ruido chirriante y acompasado, un ruido metálico como el de las veletas cuando las hace girar el viento. Sin hacer ruido,  el narrador se acerca; hace ruido con las „malditas botas“; oye cómo choca un cacharro de metal en el pozo; oye un golpe, como de dos maderas que chocan; grita; un grito destemplado que le retumba dentro de la cabeza y le hace daño en los oídos; oye de nuevo un ruido: esta vez más intenso, más continuado. Da patadas para hacer ruido y estrépito; los gatos cruzan silenciosos. Blasfema, da gritos, vocifera. Oye su respiración anhelante; la detonación. Oye en la puerta un roce. En el silencio percibe detrás de la puerta unos ruidos incomprensibles; durante varios minutos los escucha atentamente; grita.

 EL OLOR

         Por último, otro sentido que despierta la atención es el del olfato. Del pozo sombrío le llega un olor extraño; el suelo parecía estar levantado y lleno de inmundicia. Se trata de un olor repulsivo que le entra por la boca y la nariz, un olor inexplicable. Un hedor nauseabundo que llega del subterráneo. Este desagradable olor delata la presencia de las ratas que inundan y controlan el interiod del caserón abandonado.

Dimensión simbólica

            A lo largo del cuento el narrador realiza dos reflexiones que confieren al texto de ficción una dimensión alegórica.

Entré en una pieza amplia, iluminada por dos balcones que dejaban entrar la luz del atardecer. Allí no había nadie; solamente muebles grandes y antiguos, algunas butacas caídas por el suelo que, como la calle, como todo el barrio, como todo el país, estaba cubierto de basuras y escombros. (p. 50 l. 9-10).

            Esta cita hace alusión a los objetos: como la calle, como todo el barrio, como todo el país, estaba cubierto de basuras y escombros: el espacio que el protagonista recorre –la calle- representa el conjunto del territorio en guerra, es decir, de lo particular pasa a lo general realizando una amplificación.

 y por último, al final del cuento aparece esta reflexión:

                          Nos mirábamos las manos, pero mi pensamiento fue muy lejos, corrió por todo el país, que       goteaba sangre, pasó por campos y caminos, por huertas, olivares y secanos y me pareció que en todos sitios encontraba manos iguales a aquéllas, desgarradas y sangrientas en el atardecer de la guerra.

(p. 59, l. 7-12)

      Esta segunda cita se refiere a los seres humanos. El narrador, al observar la sangre que les corre por las manos, fruto del ataque de las ratas, evoca la situación sangrienta en la que vive el país, la larga guerra y la sangre vertida en toda España.

       El acontecimiento central del relato es, por lo tanto, la toma de conciencia de la magnitud de la contienda que se vive en todo el país: toda España está ensangrentada por la violencia desatada en la Guerra Civil. Los hechos narrados en este relato representan en pequeño y de forma simbólica el espacio trágico que se vive en todo el país.

(Los siguientes cuentos que se comentarán en estas páginas serán: el de José María Merino El desertor  y Coro del recientemente fallecido Ramiro Pinilla)

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Der Beitrag wurde am Montag, den 27. Oktober 2014 um 11:40 Uhr von Maria Jesus Beltran Brotons veröffentlicht und wurde unter ANALIZAR, COMENTAR, EXPLICAR, LEER, VIVIR EN TIEMPOS DIFÍCILES abgelegt. Sie können die Kommentare zu diesem Eintrag durch den RSS 2.0 Feed verfolgen. Sie können einen Kommentar schreiben, oder einen Trackback auf Ihrer Seite einrichten.

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